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*POV HAZEL*

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*POV HAZEL*

Ya han pasado unos días des de que me acosté con Gabriel y de que me tomé la pastilla del día después, que él me entregó una hora más tarde de decirme que la conseguiría.

He estado más marreada de lo normal con ganas de vomitar cada alimento que entra por mi boca, no tengo ganas de levantarme de la cama, la barriga la noto pesada, y siento un cosquilleo por todo mi cuerpo, como si por mi sangre estuviesen pasando millones de mariposas que no dejan de revolotear.

La doctora que vino a revisarme dijo que era falta de hierro ya que desde que me habían internado en el hospital los alimentos que ingería cada vez iban disminuyendo más. También me dijo que los signos, como el moratón que tenia en el brazo, irían desapareciendo poco a poco cuando poco a poco mi cuerpo recibiera los nutrientes necesarios

Aunque yo no creo que sea por eso, sino por la pastilla que me tomé para...bueno, ya saben.

Gabriel ha venido a ver como estaba varias veces sin que los guardias se diesen cuenta. Desde aquel día ha estado extremadamente cariñoso, solo quiere darme abrazos y besos, pero no de esos apasionados y que te dejan con ganas de más, si no de esos en los que sientes que estás tocando el cielo. La verdad, no pensaba que se comportaría así, pensaba que después de lo que pasó entre nosotros me mandaría a buscar espárragos y ya, pero ha sido todo el contrario.

La verdad es que echo de menos a Ahser y a los Kallesh, de ellos no pude despedirme, pero creo que fue lo mejor ya que no estaba bien lo que estaba haciendo con ellos, besar a uno y luego acostarme con otro para que al rato me pusiese a bailar de manera provocadora con otro. Eso no era justo para ninguno de ellos.

A parte de que con lo que hice me dejé como una zorra, la típica que quiere que todos los hermanos se mueran por ella, que estén a sus pies para darles la patada y romperles el corazón a la mínima oportunidad, yo no soy así, o eso pensaba.

Ya no sé quién soy ni de o que soy capaz.

Estoy caminando como alma que lleva el diablo por los pasillos para ir a desayunar. Cada día me cuesta más abrir los ojos. Me arde la garganta cada vez de respiro por la boca, ya que tengo la nariz taponada de mocos. Las piernas las noto cansadas, las manos inexistentes y los brazos débiles.

Mi cabeza es un torbellino de pensamientos, de malas imágenes, de personas que no recuerdo a ver visto en mi vida.

Los antipsicóticos que me recetaron hace unos días no hacen efecto ninguno. Con cada hora que pasa son otros sesenta minutos de tortura. Las voces se han vuelto más intensas, más fuertes, más descabelladas.

Ya queda poco.

Ten paciencia querido, la chica ya está débil.

Eso es lo que repiten una y otra vez.

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⏰ Last updated: Aug 02, 2021 ⏰

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Atrapada en mi menteWhere stories live. Discover now