Capítulo 11

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Pasada la Navidad, comenzaron los preparativos para marcharse, en un primer momento a Netherfield y,


después, a Londres.


Elizabeth estaba muy excitada con la idea de poder compartir con Jane todas las nuevas experiencias que


estaban viviendo pero, también, estaba preocupaba por su nueva hermana. Aún no conocía que era lo


que pasaba entre la joven y el Coronel, pero tenía la firme sospecha que entre ellos, había más que un


sentimiento de cariño entre primos. Había podido observar en lo ojos de Georgiana, la misma expresión


de su esposo cuando la miraba a ella.


No sabía qué hacer, si preguntarle a Georgiana, comentarle sus sospechas a Darcy, o hablar con Richard.


Finalmente, se decidió por esperar antes de actuar.


Unos días antes de la víspera de año nuevo, partieron rumbo a casa de los Bingley. Lo único que


ensombrecía la felicidad de Lizzie, era saber que Caroline se encontraba allí. Odiaba la forma descarada


en la que continuaba coqueteando con Fitzwilliam, parecía no darse por vencida en sus deseos de


convertirse en la Señora Darcy, por más que el puesto estuviera adjudicado.


El viaje fue largo y agotador, en varias ocasiones tuvieron que parar el carruaje por el mal estado de los


caminos. Hacía frío, y estaban cubiertos con mantas, Elizabeth durmió la mayoría del tiempo, acurrucada


en el pecho de su esposo.


Al arribar a la región, Darcy la despertó, Lizzie estaba encantada de señalar, nombrar y contar anécdotas


de cada lugar a su esposo y cuñada.


Finalmente, llegaron a Netherfield, desde el carruaje, Elizabeth divisó a Charles, a su hermana, a Caroline


y a todos los Bennet, que esperaban en la entrada.


El chofer frenó y Darcy bajó primero, dándole la mano a su esposa y a su hermana, para que


descendieran.


Lo primero que hizo Lizzie fue correr a los brazos de su padre. Se podía notar, en la sonrisa del señor


Bennet, la felicidad de tener a su hija de vuelta. Caroline la miraba despectivamente por lo que


consideraba impropio, "Que falta de clase, primero debería saludar a los dueños de casa", pensó.


Después de los saludos, ingresaron a la mansión, para descansar, comer algo y ponerse al día, aunque


no había pasado mucho tiempo desde la última vez que se habían visto, las hermanas tenían mucho para


contarse. Caroline acaparó a Georgiana, conduciéndola, en compañía de Kitty, por toda la casa. Los


hombres se reunieron aparte, mientras que Jane y Elizabeth, buscaron cualquier excusa para alejarse de


su madre y Mary, y poder conversar en paz.


Las hermanas conversaban animadas en el cuarto de costura, donde se habían refugiado en busca de


privacidad.


-¡Elizabeth!- exclamaba Jane sonrojada mientras reían a carcajadas.


Las dos tenían mucho para compartir, pero sin duda, Elizabeth era menos tímida y más expresiva que su

Secuela de Orgullo Y PrejuicioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora