Capítulo 24

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Darcy viajó sin parar, en su mente se mezclaban la preocupación por su esposa y la culpabilidad por


dejarla sola.


Las últimas millas le parecieron eternas. Al anochecer, divisó al fin, Netherfield. Se bajó en la entrada,


dándole su caballo a un sirviente para que lo hiciera descansar y alimentar, el pobre animal estaba


agotado.


No alcanzó a poner un pie en la casa, que su amigo fue a recibirlo.


-¡Darcy, qué sorpresa!


-Hola Charles, ¿dónde está Elizabeth?


-Creo que recibiste mi primer carta...pero no la segunda.


Darcy lo miró con cara de preocupación.


-Siento decirte que no está acá, se marchó a Pemberley, a pesar de sugerirle que no lo haga.


-¿Se marchó...sola?


-No, con Thomas, jamás le hubiéramos permitido que viajara sola. Aunque no nos pidió permiso.


-Sí, puedo imaginarlo- comentó Darcy con una leve sonrisa, recordando lo terca que podía ser.


Luego, preguntó con impaciencia:


-¿Cómo está ella? ¿La ha visto un médico? ¿Qué ha dicho?


-Calma. Ven al estudio y conversemos ahí, mientras comes algo.


El nerviosismo de Darcy era notorio, apenas entró al salón, volvió a preguntarle lo mismo a su amigo.


-Debo ir desde el principio. Apenas te marchaste, comenzó a sentirse mal. Pero imaginamos que era por


lo que había sucedido entres ustedes...No quiero ser entrometido, pero era algo obvio que las cosas no


estaban bien.


Darcy se limitó a mirar a Bingley y asentir con la cabeza.


-Pero me preocupé mucho cuando se desmayó en el corredor y luego en el jardín.


-¡Se desmayó! ¿Cuándo? ¿Vino el doctor a verla?


-Sí, sí...me aseguré de ello. La revisó dos veces y dijo que no era nada grave.


-Tengo que verla...inmediatamente. Charles, necesito un caballo- dijo de repente.


-¿Un caballo, ahora? Es casi de noche, mejor te quedas y sales en la mañana.


-No, quiero irme ahora. No puedo esperar a mañana.


-Creo que eres tan obstinado como tu esposa- dijo Charles antes de pedir que ensillaran un caballo- Jane


se enojará conmigo por no convencerte para que te quedes, y tu suegra...no parará de criticar tu


conducta.


-Pídeles disculpas por mi, pero ahora necesito estar con ella.


Un rato después, Darcy cabalgaba bajo la luz de la luna llena. Sería una larga noche, pero no podía


esperar, deseaba tanto verla que no sentía el cansancio.


En Pemberley, Georgiana, deleitaba al Sr. Bennet con su música. Habían intentado convencer a Lizzie


que también interpretara algo, pero ella no tenía ánimo. Tomó un libro y trató de leer. Pero su


concentración estaba dispersa, su mente no dejaba de pensar en su esposo. Intentó disfrutar de la velada

Secuela de Orgullo Y PrejuicioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora