Capítulo XXII || Solo un perro de guerra

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RONAN


Él prefería a las sirvientas y las prostitutas, antes que las doncellas guerreras. Las sirvientas se encargaban de complacer a su hombre, muy diferente a las guerreras, quienes solo veían por ella mismas. La mujer seguía saltando sobre el miembro de Ronan mientras el joven guerrero se veía obligado a contemplar su espalda tonificada, llena de barros y cicatrices. Viéndola por detrás, no era tan diferente a un hombre. Por supuesto, no todas las doncellas guerreras, eran de buen ver. Algunas tenían que ser muy corpulentas para poder soportar los golpes de la espada enemiga, tenían que comer grandes cantidades de carne, para poder crear musculo y someterse a riguroso entrenamiento. Aunque igual había una que otra mujer hermosa dentro de las tropas de Gálica.

       —¡Voy a terminar! —Exclamó la mujer. Y extrañamente, la voz de ella, era lo único femenino que Ronan le podía encontrar. Ronan entonces se cansó...Y sujetó con fuerza las caderas de ella y levantó sus caderas para embestirla mejor. La mujer al sentir el cambio de ritmo de Ronan comenzó a reír entre jadeos, a aumentar la intensidad y la velocidad hasta que finalmente se corrieron. Apenas terminaron, la doncella guerrera, se levantó de la cama, se vistió y salió del cuarto de Ronan.

       Poco después escuchó que alguien tocaba a la puerta, el joven guerrero se levantó y abrió la puerta, un soldado de baja estatura se encontraba al otro lado. —¿Qué quieres? —Le preguntó Ronan.

     —Ser Bruno...

      —¿Qué con él? —Le preguntó Ronan.

      —Está herido. —Dijo el hombre, al instante Ronan cambió su actitud. —Ha llamado a una reunión, la reina ha ordenado que todos los caballeros de la Orden del Roble vayan.

      —Iré en seguida. —Respondió el joven guerrero. Ronan pasó entonces a colocarse los pantalones y la camisola, así como la chaqueta de cuero y luego salió de la casa en la que estaba residiendo y fue al hospital militar que habían armado en medio de la ciudad. Los hombres enfermos se encontraban por todas partes. Gimiendo de dolor. Ronan solo quería que se callasen o se muriesen. El joven guerrero entonces fue al pabellón de Ser Bruno. Ronan no entendía por qué razón el capitán de la orden, continuaba durmiendo en su pabellón, en vez de una de las casas de la ciudad.

       En el interior estaban ya reunidos, Helga, Reisser y siendo atendido por un médico, Ser Bruno. El médico quemó las sanguijuelas alrededor de la herida cauterizada. y luego pasó a vendarle. Luego entró Gálica Kreuz y el esclavo. Cuando el médico terminó de vendarle, salió del pabellón y dejó a los caballeros en el interior. "El esclavo también tendría que salir". Pensó Ronan, pero no dijo nada.

       —El médico me ha dicho que tendré que estar un par de semanas en cama, hasta que mi herida mejore. —Respondió Bruno. —Por lo tanto, les repartiré a ustedes mis caballeros el manejo del ejército. Helga, te encargarás del entrenamiento de los hombres, asegúrate de que se mantengan en forma. Reisser, logística. Encárgate de ver cuantos suministros nos quedan, no podemos estar sin comida en medio del territorio enemigo, asegúrate de que los herreros tengan los materiales suficientes para reparar las armas y que los constructores de barcos, les den mantenimiento a las naves. Joven Andreas, te encargarás de la política, quienes pueden ser nuestros enemigos más próximos y rutas de escape. Eres él único que ha estado aquí antes, Todos dependemos de eso.

      —Me encargaré de eso Ser Bruno, puede confiar en mí. —Respondió Andreas.

     —Ronan, lleva una partida de hombres y explora el terreno. Quiero saber que hay que, detrás de cada árbol, roca y pueblo alrededor de aquí. Ve posibles puntos de ataque y reabastecimiento. No podemos movernos ciegos sin saber que más hay. —Respondió Ser Bruno.

     —Por supuesto que lo haré. —Respondió Ronan "La misión más importante me la dejaron a mí". Pensó Ronan, el joven caballero, volvió a sentirse importante otra vez.

     —Bueno ahora déjenme. Quiero descansar —Respondió Ser Bruno.

      Todos salieron de la tienda, con excepción de Reisser quien se quedó ahí dentro. Afuera del pabellón, estaba Gálica.

     —Ronan, espera. —Dijo la reina.

    —¿Qué ocurre Gálica? —Le preguntó Ronan. El muchacho no podía negar que estaba desconcertado, Era la primera vez que Gálica le hablaba, con el mismo tono que antes.

      —Gracias por salvarme Ronan. No estaría aquí, si no fuese por ti. —Respondió la reina.

      —Lo sé, todo este pleito...yo también lo siento. —Respondió Ronan. Gálica sonrió y luego dejó a Ronan. Entonces el caballero se dio cuenta que Reisser había permanecido ya un largo tiempo en el interior del pabellón. Al pobre le habían dado la tarea más pesada de todos, la más aburrida y la menos gloriosa. Ronan entonces abrió un poco la tienda y entrevió a sus ocupantes.

      —¿Por qué me diste esa tarea Ser Bruno? Si fácilmente podrías coordinar todo desde aquí. —Le preguntó el muchacho.

      —Nada se te escapa Reisser. —Respondió Ser Bruno. —El último ataque me hizo darme cuenta que estoy envejeciendo.

      —Tienes 35. —Respondió Reisser.

      —Y quiero vivir otros 30 años más. Quiero una vida más simple. —Dijo Ser Bruno. —Y por eso...es necesario que empiece a preparar a quien podría ser mi siguiente sucesor, como nuevo capitán.

      —¿Yo?

      —Ya lo había estado pensando desde antes de la batalla de Blauenberg, al principio pensé que Erkenbald sería mi sucesor, Aeger sabe que el muchacho tenía gran cabeza, pero El Semental de Fuego se lo llevó antes de tiempo. Helga y Ronan...ambos son fuertes pero muy impulsivos. Si no pelean, quieren follar y si no follan quieren beber. Son muy inmaduros e irresponsables como para ser tomados en cuenta, el oficio de capitán requiere alguien serio. Y Andreas...aunque Gálica le preste todo su apoyo, sigue siendo un extraño para nosotros, sin importar que tan eficaz sea...nuestra gente no le seguirá. Tú eres cauto, creativo...y piensas antes de actuar, Por esa razón te he dejado a cargo de la logística. No me queda la menor duda de que está expedición, solo será la primera de muchas. Tú mente aún se puede moldear, y las expediciones a Esterreich serán cosa de todos los años. —Respondió Ser Bruno.

      Ronan se alejó entonces, "¿Inmaduro, irresponsable?, pero si soy Ronan, hay varias canciones a mi nombre que hablan de mis hazañas. Entonces todo este tiempo, pensé que me ganaba la gloria en el campo de batalla, pero no era más que un perro de ataque..."

La Última Reina II: Confrontación de Coronas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora