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Franco se quedó sin palabras, estaba junto enfrente de la menos de los Elizalde.

-Ey! Hola ¿Sigue ahí sr Franco?-
-Ehh..si, si, perdón, es que esos ojos verdes distráen a cualquiera-
Fernanda se sonrojó. -Agradezco el cumplido pero quiero saber ¿si me va a ayudar o no con mi camioneta?-
-Claro que sí-.

Franco la ayudó a cambiar la llanta, se mancho un poco la ropa pero al fin había quedado.

-Muchas, muchas gracias sr Franco- *Le dio una pequeña palmada en el hombro*. -Me salvo la vida-.
-Bueno, no es para tanto, aunque si alguna vez tuviera que salvarle la vida no dude que lo haría-.
Fernanda solo sonrío sin decir nada.
-Que le vaya bien seńorita Fernanda-
-Igualmente Franco, que le vaya muy bien y otra vez gracias, tal vez en otra ocasión nos volvamos a encontrar, aunque espero que esta vez ya no me encuentre esta situación-. Ambos rieron y Franco se acerco a ella.
-Le aseguró que mas pronto de lo que se imagina nos vamos a volver a ver-.

Franco le dedicó una última sonrisa y se fue. Y Fernanda se quedó allí pensando en ese hombre ¡Que hombre!
Franco le había parecido sumamente atractivo y por alguna razón estaba segura que ese nombre ya lo había escuchado en alguna lado.

Lácteos.
-Hola Flor, buenos días-
-Seńor ¿Santoro? ¿Verdad-
-Así es, tengo una cita con el sr Gonzalo-
-Sí, él ya no tarda en llegar, si gusta esperarlo-
-¿Esperarlo? No tengo tiempo, digale por favor que me llame en cuanto esté aquí-..
Franco se dió la vuelta y se topo con Fernanda.

-¿Usted? ¿Que hace aquí?-
-Le dije Fernanda, que muy pronto nos volveríamos a ver-.
Franco se acercó a Fernanda sonriéndole de una manera coqueta, justo en ese momento apareció Bárbara frente a ellos.

El dúo perfecto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora