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Bárbara se quedo inmóvil por unos segundos pero de un momento a otro empezó corresponder a aquel beso.
Fue un beso apasionado, la lengua de Franco recorría la boca de Bárbara y ella la aceptaba encantada, enredo sus manos en el cabello de él y él acariciaba la espalda de ella.
No saben cuánto tiempo exactamente paso pero cuando por fin se separon ninguno supo que decir, hasta que Franco decidio hablar.

-Disculpeme por favor Bárbara-
-¿Qué le pasa seńor Santoro? ¿Como se atreve? ¿Sabe que puede pasar si mi esposo se entera de..?
-¿De que la besé o de que usted también me correspondió?-.

Justo en ese momento entro Gonzalo a la oficina de Bárbara.

-Vida- *Barbara estaba visiblemente nerviosa y Franco se encontraba de espaldas*
-Buenos días mi alma- *se quedó parado viendo a Franco*
-Mira él es el seńor Santoro-.

Franco se dio la vuelta y se presentó con Gonzalo, después de hacer las presentaciones fueron a la oficina de Gonzalo, menos Bárbara, ella se quedo sentada pensando en eso beso, no sabía porque él la había besado y mucho menos el porque ella le había correspondido.
Lo único que sabía era que no iba a permitir que ni Franco ni nadie se interpusiera en sus planes, ya había llegado muy lejos como para que ahora por culpa de un desconocido perdiera todo lo que había avanzado.

Ya habían pasado unas dos horas y Franco y Gonzalo no salían de la oficina, Bárbara tenía curiosidad de saber que estaban hablando, pero tenía que aguantar un poco más, solo esperaba que Gonzalo rechazara toda asociación con él.
Después de otra hora Franco salio de la oficina de Gonzalo, al parecer le había dejado una buena impresión pues además de que Gonzalo le conto la situación de su empresa también le hablo sobre su vida personal, ahí fue que supo que Fernanda estaba casada, pero eso no le importaba en lo más mínimo pues su único objetivo era enamorar a Fernanda pero que así le fuese más fácil cumplir su venganza contra Gonzalo.
Al salir de Lácteos, Franco se fue directamente al aeropuerto a recibir a su amigo y dueńo también de Power Milk, llegaron hasta la casa de Franco y le conto todo lo sucedido desde su regreso a México.

-¿Pero te volviste loco? ¿Como vas a besar a la seńora Elizalde?-
-No lo se Steve, esa mujer me desconcierta, se que no es el angel que los Elizalde creen, basta con mirarla para saber que es una mujer sumamente misteriosa, pero me gusta, me gusta mucho-
-Tienes que tener cuidado Franco, cualquier paso en falso podría hacer que acabe con tus planes-
-Lo se Steve, pero tengo el presentimiento de que Bárbara podría ser una aliada para acabar con Gonzalo Elizalde-

Siguieron platicando y ya al anochecer tocaron el timbre en casa de Franco, el mismo fue a ver quien era y se sorprendio demasiado al ver a Bárbara ahí.

-Seńor Santoro, buenas noches-
-Bárbara-*Seguía sorprendido por la llegada de Bárbara*.
-¿Me va a dejar pasar o me tendrá aquí en la puerta?-
-Si...claro, pase, disculpe es que me sorprende mucho su visita, ¿Como supo mi dirección?-
-Yo siempre consigo lo que quiero sr Santoro- *Barbara lo miro seductoramente y le sonrió*
-De eso no tengo duda Bárbara, pero digame ¿a que debo su visita?-
-Quiero saber que fue lo que hablo con mi esposo respecto a lo de la asociación-
-¿Su esposo no le conto? Según me dijo usted que él le contaba todo-
-Mi marido tuvo que salir, regresa el lunes para la junta con usted, no tuvimos tiempo de hablar, por eso vine hasta aca, para que usted mismo me cuente que decisión tomo-
-¿Porque tanta impaciencia?, la verdad es que aún no tomo ninguna decisión, pero mejor dígame cuál es la decisión que usted quiere que yo tome y vemos si podemos negociar-
*Barbara se le acercó demasiado y empezo a jugar con su camisa*
-¿De verdad quiere ayudarme Franco?- *A ese punto ya sus bocas estaban demasiado cerca, Franco movio su cabeza un poco y beso nuevamente a Bárbara, esta vez ella correspondió de inmediato, puso sus manos al rededor del cuello de Franco, mientras este la tomaba fuertemente de la cintura.
Este beso era aún más apasionado que al enterior, la lengua de ambos dio tregua a un juego que ninguno de los dos parecía querer parar.
Entre besos y caricias caminaron hasta el sofa, ahí calleron los dos sin dejar de besarse, Franco paso al cuello de ella y Bárbara solto un leve gemido.

¿Quieren otro capítulo?

El dúo perfecto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora