| Página treinta y cinco |

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Miércoles. Media semana después de Navidad. Llevaba pensando bastante tiempo. Incluso dejó de escuchar las voces de sus compañeros en el cambio de clase, aquella nota no dejaba descansar su mente por más de un minuto. A medida que buscaba enfocarse en sus estudios, charlas casuales o siquiera dormir, todas y cada una de las palabras de aquel escrito volvían para no dejarla tranquila. No podría sentirse del todo insegura y podría, de alguna forma, agradecerle a esa chica por ello..., sin embargo, debía comprobar aquello.

Faltaban poco más de dos meses para que iniciara marzo, el mes que mencionaba la nota, pero no sabría de cuál de todos sus días aquella chica la estuviera previniendo. Quizá, con esa nota si podría llamar a su madre y hablarle de ella, pero, aun, temía correr el riesgo de preocuparla si todo se trataba de una broma o una confusión por parte de la desconocida ¿Será que ella la ha observado? ¿Cómo lo haría si gran parte del tiempo lo pasa en la academia? ¿Estudiará en Yuei también? Si era así ¿en qué año y curso? Pero además ¿de qué debería cuidarse? ¿cómo debería prepararse ante lo desconocido que no explicaba aquella nota? Su estado emocional aún no estaba tan alto para soportar otro acontecimiento como el anterior o similar, y su con fuerza, a pesar de poder ser suficiente, no se sentía segura de pelear en esos momentos, temiendo tener un descontrol más de sí misma y terminar afectando a más personas de las que debiera.

—(Nombre)-san.

¿Tendría alguna relación con al incidente de su padre? ¿El enemigo había encontrado la forma de contactarla? Pero ¿por qué la estarían previniendo de algo que podría ser beneficioso para ellos? O ¿podría ser que quisieran utilizarla como carnada para llevar a alguien en específico? No podría arriesgarse a que alguien más sufriera por su culpa o bajo la posibilidad de que lo pudiera prevenir. Si eso sucediera, no se perdonaría jamás; tanto como no haber estado con su padre por más tiempo ¿cómo podría detener a los villanos, a Kohaku? ¿Cómo podría hacerlo sin permitir que más personas salieran afectadas como su padre? Habría que descubrirlo y estudiarlo para atacarlo, y prevenir que utilizara su habilidad de intercambio, pero... ¿cómo?

—¿Estas bien, (Nombre)-san?

La voz de Izuku la regresó a la realidad y dirigió su mirada a las personas que tenía a su alrededor, siendo las chicas y el mismo peliverde. Tenían una expresión confundida y preocupada, pues la azabache no escuchó los contantes llamados de su amigo peliverde. Ashido estaba delante de ella, observándola con el ceño levemente fruncido, conociendo ese gesto intranquilo que la pelirosa no mostraba tan seguido, pidiéndole una respuesta que borrara todo rastro de esa inseguridad cuanto antes.

—S-si, estoy bien —respondió apenada, rascando su nuca y ladeando la cabeza ligeramente en el acto—. Solo... pensaba —añadió observado a todas las chicas para finalizar en Midoriya.

—De acuerdo... —la pelirosa no quedó muy convencida de ello, quizá, más tarde hablaría con ella en su habitación—. Vamos a comer entonces —la invitó mostrándole una sonrisa de boca cerrada, queriendo disimular el poco convencimiento que tenía tras escuchar la respuesta de su amiga.

Y, tras oir su invitación, (Nombre) cambió su semblante a uno más tranquilo, dejando todos esos pensamientos agobiantes para otro momento del día. Había pasado tres días con ese secreto en su cabeza, pero ya no podría soportar más días así sabiendo que el tiempo se pasaría y para entonces, considerando que todo fuera realmente cierto, no tendría una forma de lidiar con lo que pudiera enfrentar. Pensaba hacerlo por su cuenta, efrentarse a ello sin que nadie más lo supiera y de esa forma no poner a nadie más en riesgo; si todo era un plan de Kohaku, no iba a permitir que nadie más tuviera el mismo destino que su padre.

Quizá, aprovecharía toda la tarde para pensarlo, para planear algo y estructurarlo con el paso de los días hasta que marzo llegara. Pero, en lugar de todo eso, deseaba depositar su confianza y liberar sus inseguridades en una persona. Y esa persona le esperaría después de clases en el lugar donde solían entrenar. Sin embargo, su atención debía estar enfocada en sus amigas y en ese breve descanso en la cafetería.

Diario perdido  •Katsuki Bakugō•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora