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Caín.

Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos.

Romanos 1:24

ºº

Dentro de la bóveda se encuentran 4 grandes estanterías que dividen el lugar. Estas recorren casi todo el ancho y rozan el techo del mismo, albergando en sus interiores una infinidad de expedientes y documentos.

No me es difícil saber a dónde dirigirme ya que conozco cada rincón de la caja. A la derecha, en la primera estantería, se hallan toda la información de las personas que estuvieron y están dentro de la central. Soldados, informáticos, asistentes, doctores, abogados, capitanes. Bueno, más precisamente el de la capitana.

Ross se ha mantenido en silencio desde mis palabras antes de ingresar y no duda en recorrer los pasillos con asombro, pocas veces ha estado dentro. Una, mejor dicho. Quito ese pensamiento de mi cabeza antes de que comience a carcomerme y camino en dirección a la infinidad de cajones que se ubican en la primera fila.

La primera columna está rotulada como Almirantes y SubAlmirantes, por lo que no es de mi interés; Aunque no niego que por una milésima de segundo me vi tentado a activar el desbloque en el cajón que presenta la fecha del año que asumí como SubAlmirante. Si bien tengo control sobre todo lo que entra y sale de aquí, la junta es quien se encarga de la información obtenida sobre cada quien, y Fort se encargó de que yo no tuviese conocimiento sobre lo que mi expediente respecta.

La fiesta en el primer piso vuelve a hacerse presente en mi lista de tareas por lo que apuro mi misión a las columnas siguientes; La de Capitanes. Ocupa tres espacios, ya que se cuentan los antecesores y actuales. Sobre el brilloso metal del cajón resalta un oscuro 2021, y sé que dentro yace mi objetivo. Las gavetas se abren con un sistema de lector de huella, porque ante el descuido puede ingresar quien sabe quien aquí, pero no tendría acceso a ningún documento sin una huella que esté aceptada por el sistema de seguridad. Apoyo mi pulgar derecho sobre el lector y en cuestión de segundos escucho como se destraba el cajón. Bingo.

Jalo de la manija ubicada en el centro de este y el extenso cajón se desplaza hacia el frente. El olor a tinta y victoria inunda mis fosas nasales, haciéndome sentir victorioso por conseguir lo que quiero. Con mis dedos recorro las carpetas, las cuales se encuentran ordenadas alfabéticamente, hasta dar con la S. En la sección no hay tantas como imaginé pero solo le doy importancia a la que tiene grabado en azul oscuro Sánchez en su solapilla.

Cuando mis yemas rozan el material liso del expediente una corriente electica recorre mi cuerpo, advirtiendo de algo malo. La sensación no se me hace ajena pero si ridícula. Esta situación no tiene punto de comparación con la ocurrida aquella vez, ya que Edén es una soldado más que me ha traído un dolor de cabeza y curiosidad.

Saco la carpeta y el grosor de la misma me sorprende. ¿Qué tanto sabemos de ella? Al abrir la amorronada tapa me encuentro con lo típico de una ficha de la S.W.A.T, datos personales y laborales. Una Edén seria se encuentra en la esquina de la hoja, portando su clásica coleta en alto que sujeta su largo y espeso cabello, al igual que esa mirada de hija de puta. A simple vista se ve tan ingenua y virginal, pero si te centras en esos carnosos labios rosados y oscuros ojos solo puedes pensar en que va a joderte la vida. Y que debe dar unas mamadas de puta madre.

Sin intención de que la verga me comience a incomodar me concentro en mí deber. Paso rápidamente algunas hojas porque su historial médico o experiencia en el EOEC no me genera ni un mínimo de interés. Me detengo en la sección nombrada como Árbol genealógico y parentesco.

Arder | Versión en españolDonde viven las historias. Descúbrelo ahora