21

525 62 12
                                    

Después de aquella entrega de pasión ambos sé comenzaron a vestir sin decir una sola palabra.
Bárbara fue por su bolso y al tomar su celular se dio cuenta que tenía mas de 30 llamadas perdidas de Gonzalo. Suspiro frustrada pues sabía lo que le esperaba.

-¿Tú esposo?-

-Sí. Debe estar como loco buscándome-

-¿Y qué le vas a decir?-

-No lo se, algo se me ocurrirá-. Bárbara guardo su celular y sé dispuso a irse.

-Espera-. Franco la tomo del brazo. -Tenemos que hablar-

-Ahorita no Franco. ¿Te parece si en la semana te llamo y nos ponemos de acuerdo?-. Bárbara le sonrió y para Franco fue la sonrisa más bonita que había visto en su vida.

-Esta bien. Cuidate mucho y por favor avísame cuando llegues y si es que llegas a tener un problema con Gonzalo-.

Bárbara asintió y Franco se acerco para darle un último beso, cuando sé separaron le acarició la mejilla y le besó la frente.
Bárbara se deshizo de amor con aquel gesto.

Salió de esa enorme casa con una sonrisa en los labios. Sabía que estaba mal. Sabía que se estaba arriesgando mucho al entragarse así a Franco pero era algo que no podía evitar ni tampoco quería hacerlo.

Franco, por su parte se quedo rescotado en su sillon, sonriendo como un tonto. Era la primera vez que una mujer lo trastornaba de esa manera. Bárbara era para él más alla que unas cuantas noches de sexo. Por supuesto que le encantaba la intimidad con ella pero también quería conocerla más, quería saber su historia. Quería que ella le permitiera quererla y que de igual manera ella lo quisiera a él.

Bárbara llego a su casa. Esa casa que tanto aborrecía. Lo primero que vio al entrar fue a Gonzalo, estaba demasiado alterado.

-¡Bárbara! Se puede saber ¿En donde demonios estabas metida?. Tiene horas que saliste de la oficina y en la casa vieja no estabas porque te fui a buscar, así que si se te ocurra mentir con eso-

A Bárbara ese viejo ya la tenia hasta la coronilla, además de tener que soportarlo todas las noches tenía que soportar sus estupidas escenas de celos.

-Vida-. Intento decir lo mas calmada posible.

-¡Vida nada! Estoy arto de que siempre hagas lo que se te de tu regalada gana Bárbara-

-Gonzalo, por favor cálmate, te puede hacer dańo-

-¿Hacerme dańo por mi edad? ¿Es eso, no? Que te cansaste de soportar a un anciano y ahora saliste a buscar a un amante mucho mas joven que yo-

"Vaya, ya veo que no eres tan estupido". Penso Bárbara por sus adentros. La paciencia se le agotaba y no iba a permitir que Gonzalo le siguiera gritando.

-Gonzalo ¿Qué te pasa? ¿Como puedes decirme todo eso?. Respondio Bárbara al borde de las lagrimas.

-No Bárbara, esta vez no me vas a convecer con tus lagrimas-. La tomo fuertemente de ambos brazos mientras le seguía gritando. Justo en ese momento aparecieron Damian y Fernanda.

-Papá ¿Que te pasa?-. Fernanda corrio hacia ellos y con la ayuda de Damian lograron que Gonzalo soltara a Bárbara.

Bárbara subió a su habitación llorando y se encerro en el baño.

"Maldito seas Gonzalo, mil veces maldito. Te juro que esto me lo vas a pagar y muy pronto".
Decía Bárbara mientras miraba las marcas que le habían producido los apretones de Gonzalo.
Su celular sono. Era Franco. Colgo la llamada y le envío un mensaje.

*No puedo hablar ahora. Ya estoy en casa de los Elizalde*

*¿Todo bien?*

*Sí, cuando te vea te cuento*

*Ok, espero nos veamos pronto*

Bárbara ya no contesto aquel último mensaje y apago su celular.
Escucho como Gonzalo la llamaba en la puerta para que le abriera y así lo hizo.

-Bárbara, yo... no quise..-. Gonzalo se dio cuenta de las marcas en el brazo de Bárbara.  -Mi alma ¡perdóname! Jamas fue mi intención...-

-Esto no te lo voy a perdonar Gonzalo ¿Sabes en donde estuve? Estuve visitando más bancos, buscando prestamos para ayudar a nuestra empresa, o mejor dicho a tu empresa-

-¿Porque hiciste eso? Sabes bien que ya no podemos enduarnos mas y...-

-Y claro, como siempre toda buen obra mía es tomada a mal por ti y todos los que aca viven-

-¿Porque no respondías mis llamdas? Estaba preocupado-

-¿Acaso no escuchaste que estaba visitando bancos? ¡Parece que nunca has ido uno. Por si no lo recuerdas Gonzalo allí no te permiten hablar por telefono-

-Vamos a sentarnos Bárbara-. Gonzalo la tomo de la mano pero ella se la solto bruscamente.

-Yo no pienso dormir contigo después de como me trataste, no pienso esta noche compartir ni la misma habitación ni la misma casa contigo-.

-Bárbara empaco su pijama y otra poca de ropa en una de sus bolsas-.

-¿Qué estás haciendo? ¿A donde piensas ir?

-A lo mejor con mi amante, ese que vive en tu imaginación-

-Tú de aquí no te vas a mover Bárbara-

Fernanda, Damian, Santiago y Aurora estaban escuchando todo y subieron a ver que era lo que pasaba.
Bárbara estaba ya lista para irse.

-Bárbara ¿Que haces con esa maleta?-. Le pregunto Fernanda intentando detenerla.

-Yo no pienso seguir aguantando humillaciones. Habla con tu padre y cuando este más calmado entonces voy a volver-.

Gonzalo estaba sentado en la cama, se empezaba a sentir mal y nada pudo hacer para detener a Bárbara.

Fernanda y Santiago trataban de tranquilizar a su padre, mientras que Damian salio atras de Bárbara.

-¿A donde piensas ir? ¿Con tu amante? ¿Que te volviste loca?-

-¿Y a ti qué demonios te importa lo que yo haga? Mejor has algo con tu incensaria existencia y ayudame a que ese imbecil y tu amada esposa crean que me voy a quedar en la casa vieja y convenselos para que no se les ocurra buscarme-

-¿Y porque tendría que hacer eso?-

-Porque YO lo digo. No me falles Damian o te atienes a las consecuencias-.

Bárbara no pensaba para nada ir a la casa vieja. Desde que salió de allí supo que el lugar en el que quería estar era con Franco. Así que a toda velocidad se dirigió a las Animas.

Steve había invitado a una amiga a cenar. Franco ya la conocía, sabía que era una de las tantas conquistas de su querido amigo. Era una gringa que venia de vez en cuando a México pues aparte de encantarle el país, hablaba a la perfección el espańol, asi que no se le dificultaba para nada entrablar amistades y ahora que Steve estaba allí con más razón venia.

Franco los vió reir y deseo tanto tener allí a Bárbara, junto a el.
Cuando Bárbara llegaba a las animas, Steve fue al bańo. La amiga de él aprovecho de una vez para despedirse de Franco pues tanto ella como Steve ya se iban.
Justo en el momento del abrazo apareció Bárbara.

El dúo perfecto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora