CAPITULO 2

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      Dean miró desde la mesa Hufflepuff al niño de ojos bonitos – ahora reconocido como Harry Potter, El-Niño-que-vivo-para-ser-hermoso – sentado junto al pelirrojo que le hacía compañía en el tren, lo debió mirar con mucha intensidad, pues Harry...

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      Dean miró desde la mesa Hufflepuff al niño de ojos bonitos – ahora reconocido como Harry Potter, El-Niño-que-vivo-para-ser-hermoso – sentado junto al pelirrojo que le hacía compañía en el tren, lo debió mirar con mucha intensidad, pues Harry lo miró y Dean solo pudo saludar con una sonrisa, que fue correspondida con una mueca y el rostro todo rojo – si Dean pudiera verlo desde su asiento se preguntaría si Harry estaba enfermo.
     Susan miró a su hermano desde que volvió de buscar el sapo estaba extraño, pero no le dio importancia y siguió escribiendo la carta para su tía – ayer estaban demasiado cansados para escribir – su mellizo ya había terminado de escribir su parte y él ahora solo se dedicaba a mirar a Potter como si tuviera la cura definitiva para el síndrome del dragón¹.
     — Ya deja de mirarlo así, pareces loco — dijo Susan mirando raro a su hermano.
     — ¡Oye!— Se quejó Dean con un puchero.
     — Además, creo que le caes mal — Dijo la pelirroja mirando a su mellizo apenada.
     — ¿Qué? — la sorpresa fue evidente en su voz, Dean esperaba todo menos eso — ¿Por qué piensas eso? — volvió a decir el rubio.
     — Por la cara que…— la repentina caída de una carta con el sello familiar hizo que la Bones guardara silencio.
     Con una mirada los mellizos abrieron la carta, la cual decía :

    Mis queridos sobrinos.

Espero que esta carta allá llegado a tiempo y no interrumpirá su primer desayuno en Hogwarts; sepan que no me complace que no tengamos ni una semana de estar separados y ya los extraño tanto como nuestra Diosa Demeter a su hija en los tiempos de invierno. Cuando termine este año escolar deberían volver a considerar mi propuesta de estudiar en casa.

Felicidades por entrar en Hufflepuff.

Extrañándolos mucho su tía Amelia.

     Los mellizos miraron la carta con una sonrisa inocente que no congeniaba nada con las ideas que corrían por su mente, pues a pesar de lo que muchos pensaban su tía no tenía espías por todas partes – o eso pensaban ellos–, eso significaba que ella había hecho la suposición – y adivinado – que habían entrado a la casa de los tejones. Sin quitar su mirada inocente los niños tomaron otro pergamino y empezaron a reescribir la carta.

 Sin quitar su mirada inocente los niños tomaron otro pergamino y empezaron a reescribir la carta

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𝔽𝔼ℕ𝕆𝕄𝔼ℕ𝕆𝕊 ☀︎︎☽︎𝗛𝗮𝗿𝗿𝘆 𝗣𝗼𝘁𝘁𝗲𝗿☾︎☀︎︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora