20. Marte

145K 10K 56.4K
                                    

Nadie se dio cuenta de nuestro secreto y los pasajeros empezaron a bajar. La tensión que se formaba al estar a solas me provocó respirar con dificultad, en especial porque aún no tuve tiempo de limpiarme.

Su brazo cayó a un lado, por alguna razón mística mi corazón latió con fuerza siendo mi cuarzo rosa el único que lo sintió. Su cabello si fuera largo me acariciaría la cara, pero como era imposible lo hizo ella misma.

—Honne, nos van a ver.

—Es cierto, qué estrés. —retrocedió luego de decir esto, con una expresión de fastidio.

—¿Qué te estresa? —indagué preocupada.

Pese a que nos conocíamos desde hace meses la conocía tanto como a la palma de mi mano, por lo que me acomodé, tragué grueso y crucé mis piernas con fuerza. Me incomodaba un poco que aún me sintiera mojada.

—Las ganas que tengo de hacerte suplicar y no soltarte en toda la noche pero que apenas tengamos minutos para compartir.

Si pudiera sentir mi corazón a punto de explotar en mi pecho, se lo pensaría dos veces antes de decir esas cosas.

—De igual manera, creo que con unos segundos me basta para cuando quieras venir —acomodó mi cabello—. Y no irte, deja de ponerte nerviosa.

—No me pones nerviosa, —tartamudeé—. solo me toma por sorpresa lo que digas y me asusto.

—Tontita.

Kalum entró sin que nos diéramos cuenta, estuvo por pasar de largo hasta que en el retrovisor me vio la cara. Recién ahí me di cuenta de lo extremadamente sonrojada que estaba, la empujé para que me saliera de encima.

Él se despegó poco de su teléfono esos días hablando con lo que parecía ser su cibernovio y la chica mística de cabello morado que debería alejarse de mi mujer.

Arrancó el motor aunque me quedé confundida porque nuestros representantes aún no llegaron, avanzó a toda velocidad como si no hubiera control, entramos pronto a una zona residencial. Era en extremo educado, así nos viera invocando a una cabra.

—¿Estamos yendo bien a la dirección que me mandaste? —le preguntó a Honne.

—¿Cómo estas tan seguro?

Él se quedó con la boca abierta, tanto que dejó de prestarle atención al tráfico, tuve que gritarle para que lo volviera a hacer. Negó con la cabeza riéndose de manera nerviosa, perdiendo por completo su aspecto amenazante.

—simplemente lo sé. Mar, controla a tu novia.

Me tiré encima de ella a reír, pero a Honne no le hizo ni un poco de gracia.

Palidecí cuando me di cuenta. A él realmente no le importó, corrigió "novia falsa" y siguió el trayecto.

***

—Buen día señora mamá de Honne.

Una señora de casi dos metros estaba parada enfrente mío, con ondas cafés cayendo hasta debajo de su diminuta cintura, un vestido rojo ajustado en combinación a los cientos de joyas en su cuerpo. Su clara mirada me juzgó apenas entrar pero me dio igual porque las mujeres atractivas me pueden tratar como quieran.

La "casita" era lo más parecido a aquellas que salen en telenovelas, el barrio en sí era uno lujoso, pero al poner un pie dentro te dabas cuenta de que era su familia tenía otro nivel de facha. Sus herramientas para tomar mates brillaban como el oro sobre su mesa barnizada.

Mi novia abrió en grande los ojos al escucharme, supe que en el fondo eso no le sorprendió.

Jamás la juzgaría, si yo viera una chica de cabello celeste, maquillaje fluorescente y alas de hada corriendo por la calle, pensaría igual.

Si ellos supieranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora