XV. Una idea

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𝑵𝒂𝒓𝒓𝒂 𝑨𝒅𝒉𝒂𝒓𝒂:

Cuando llegamos a la estación del expreso a Hogwarts, después de remar para salir de la isla del colegio, este estaba cerrado. Pateé con todas mis fuerzas el árbol más cercano, descargando toda mi furia. Oliver me sostuvo desde atrás y me abrazó para calmarme.

- Tranquila, va a estar todo bien - Murmuró intentando consolarme, pero en estos momentos lo último que necesitaba era apoyo emocional. Me separé y negué con la cabeza.

- No, Oliver, no va a estar todo bien. La estación esta cerrada, ¿Qué haremos ahora? - Pregunté exasperada, sin tener ninguna solución visible.

- ¿Y sí vamos a Hogmeade? ¿Allí no hay trenes que nos pueden llevar hasta King Cross? - Preguntó Mateo intentando ayudar.

- Tardaremos demasiado. Tendríamos que volver a remar hasta Hogwarts, viajar hasta Hogsmeade y después viajar hasta la estación 9 y 3/4. Y ni siquiera habremos llegado a Noruega para entonces - Respondí con tranquilidad, desesperarme no serviría para nada, solo nos pondría más nerviosos a todos.

- ¿Pero como hacemos para llegar hasta Noruega en tan poco tiempo? Es imposible - Cuestionó Camila usando la lógica, pero una idea apareció en mi mente como un rayo.

- Dylan, ¿Todavía tienes tu moto mágica? - Dylan, quien se había mantenido callado hasta entonces, sonrió levemente.

- Siempre - Del bolsillo de su túnica sacó la pequeña moto encogida. Con un hechizo la agrandó hasta que tomó su tamaño normal - Aquí solo podemos viajar tres personas - Advirtió.

- Yo voy con ustedes - Dijo casi al instante Allison, dando un paso hacia adelante.

- No, sí tu vas, yo también - La retuvo Camila.

- Ninguna de las dos va a ir - Sentencié -, a Allison podrían reconocerla y Camila no tiene ninguna experiencia con los mortifagos. Mateo y Oliver tampoco vendrán - Dije finalmente.

- No me quedaré aquí viéndote partir - Expresó Oliver con total seriedad.

- Morirás por estúpido - Le advertí.

- Yo ya tengo experiencias con mortifagos. Una sola, cuando estuvimos con los Weasley - Dylan tuvo que taparse la boca para no reír a carcajadas - ¡Sé que no es mucho! Pero si los mortifagos ya me conocen, ustedes pueden usarme como carnada para alejarlos. Además soy un excelente volador y si conseguimos una escoba tendremos ventaja - Negué con la cabeza una y otra vez, no me gustaba para nada la idea.

- A mi no me molesta usarlo como carnada - Comentó Dylan con un tono sarcástico, por un momento pude ver su faceta irónica que tanto lo caracterizaba, cosa que me calmó de alguna forma extraña. Capaz la herida que había hecho podría cicatrizar con el tiempo y volverse un recuerdo dentro del olvido.

- Hasta Dylan concuerda conmigo, y eso que no somos los mejores amigos del mundo que digamos - Comentó el castaño usando la obviedad.

- No voy a cargar con el peso de tu muerte, no hoy - Murmuré acercándome a él seriamente.

- No voy a morir, no si me das la oportunidad de hacer algo por ti - También murmuro.

- Ya estás haciendo algo, te ofreciste para morir. Ahora retírate y déjanos esto a nosotros.

- Adhara, no sirve de nada que lo discutamos. Si no me llevan con ustedes tomaré mi escoba y les seguiré el paso, pero no te dejaré sola - Suspiré pesadamente, después decían que la terca era yo. ¿En qué momento cambiamos de roles?

Miré a todos a mi alrededor buscando una variante, algo que pudiese hacer para evitar que Oliver vaya. No había nada, si lo ataba a un árbol los otros lo desatarían. Si lo encogía al tamaño de una uña, lo llevarían con Flitwick para agrandarlo y él encontraría la forma de seguirnos. Todo sería en vano, así que suspiré una última vez antes de asentir con la cabeza.

- Bien, no perdamos más tiempo - Dije finalmente antes de girarme hacia los demás - Ustedes tres vuelvan a Hogwarts y díganle al primer profesor que encuentren que vengan rápido hacia nuestra dirección. Dumbledore sabrá como encontrarme, o eso espero. Avísenle al ministerio de paso - El trío asintió con la cabeza - No den muchos detalles, no queremos que te involucren, Allison - Ella asintió nuevamente, decidida.

Me dirigí hacia la moto, Dylan ya se había subido y estaba comenzando a calentar el motor. Me senté detrás suyo y me agarré de él, rodeando su cuerpo. Oliver se sentó detrás de mí y se aferró a mi estómago tan fuerte como yo lo hice la primera vez que me subí.

- Oliver, no puedo respirar - Me quejé, a lo cual soltó un poco su agarre murmurando un "Perdón".

La moto finalmente arrancó con un chillido ensordecedor. Antes de comenzar a andar, Dylan se giró para verme y sonrió levemente.

- ¿Una última aventura? - Le correspondí la sonrisa, asintiendo con la cabeza.

- Una última aventura.

𝐀𝐧𝐲𝐰𝐚𝐲 │Oliver WoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora