Epilogo

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𝟏𝟏 𝒂ñ𝒐𝒔 𝒅𝒆𝒔𝒑𝒖𝒆𝒔...

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Adhara firmó el contrato con una leve sonrisa. Después de meses luchando por ello, por fin podría cerrar el trato con los representantes y delegados de la Confederación Internacional de Magos para llevar a cabo el torneo de Quidditch para mayores de 13 años y menores de 18, donde jóvenes de todo el mundo podría demostrar sus talentos en el deporte y ser contratados en un futuro por los mejores equipos de la liga. Al finalizar la reunión, la ahora rubia (Ya que se había teñido el cabello hace poco) se adentró en su oficina donde la esperaba el jefe del departamento de Deporte y Juegos Mágicos.

- Lo logramos - Dijo ella con una sonrisa. El hombre la abrazó con euforia y corrió para llegar a su departamento y avisarle a la gente de su piso lo ocurrido. Muchos la amarían por eso.

Kingsley Shacklebolt, el ministro de magia, se acercó y sonrió de oreja a oreja.

- Veo que todo salió bien - Comentó. La rubia no se olvidaba como el ministro le salvó la vida durante la batalla de Hogwarts, y desde ese momento habían creado un vínculo casi de hermandad.

- Así es, la Confederación quedó asombrada ante los argumentos de la propuesta - Se explayó ella sentándose inclinada y despreocupadamente sobre su mesa.

- Siempre fuiste buena para manipular a la gente a tu favor - Adhara rió levemente.

- Por algo trabajo en el departamento de Seguridad Mágica, aunque no lo creas es difícil convencer al jefe de hacer ciertas cosas.

- Hablando de tu jefe, ¿Cómo se llevan con Potter? - Ella se encogió de hombros con simpleza.

- Harry es una leyenda, y siempre que puede lo presume, sin embargo es un buen jefe de departamento y congeniamos dentro de todo - Respondió - ¡Ah! Y no nos olvidemos de Ron, quien me recomienda la mejor comida de toda Inglaterra. Ese hombre debería especializarse en eso.

- No lo dudo - Rió abiertamente él. El reloj tocó marcando las cinco en punto del mediodía.

- Mi turno laboral terminó por hoy - Suspiró ella, cansada del trabajo diario. Pronto tendría que pedir la licencia ya que en esas condiciones no podía trabajar.

- ¿Quieres que le pida a alguien que te alcance hasta tu casa? - Preguntó con amabilidad.

- No es necesario, traje mi moto. De todas formas te lo agradezco - Kingsley sonrió y con un asentimiento de cabeza se fue hacia otro departamento.

Adhara tomó su bolso y cerrando su oficina salió del lugar. Las calles estaban bastante transitadas a esa hora así que se apresuró a prender el motor, utilizar un encantamiento para que los muggles no la vieran y volar por los aires en dirección a su hogar. En el camino iba pensando que juguetes comprar, pues no sabía que regalarle a un bebe exactamente. Era inexperta en el tema, y la última vez que tuvo contacto con un niño casi tira al primer hijo de los Potter por la ventana. Sí... no fue su mejor día a decir verdad.

Estacionó su moto en el garaje. Había comprado aquella casa hace unos años. En su momento había estado destruida y abandonada, pero se encargó de re-decorarla y con la ayuda de Allison y Camila renovó todo el lugar para convertirlo en una típica casa británica hogareña. Al abrir la puerta se encontró con una sorpresa. Allison y Camila bebían agua mientras charlaban animadamente sobre el sofá. Mateo ponía la mesa, acomodando los platos y vasos de forma asimétrica cosa que le dio un tock mental. Y en el fondo, Oliver cocinaba con su delantal puesto. Casi se le olvidaba, hoy era martes de juntada familiar. El primer martes de cada mes se reunían todos en su casa para contar las novedades y mantener amistades. Adhara saludó a sus amigas y a Mateo antes de dirigirse a la cocina.

𝐀𝐧𝐲𝐰𝐚𝐲 │Oliver WoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora