Capítulo 13 "Inicio de un todo"

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Bárbara se quedó nuevamente sola encerrada entre las cuatro paredes de su oficina, sentía como cada vez la asfixiaba más y más, parecía que estaba condenada a vivir prisionera, estaba tan sumergida en sus pensamientos que no fue capaz de escuchar los gritos de Flor, fue hasta que la vio entrar de golpe y sumamente desesperada.

-¿Cuántas veces te he dicho que toques antes de entrar? - grito furiosa sin prestar ni la más mínima atención a las palabras cortadas de Flor.

-Don Gonzalo - logro decir aún tensa - tiene que ir a su oficina, no se que le pasa - logro decir de golpe.

-Muevete - dijo antes de quitar a Flor de su camino y dirigirse a la oficina de Gonzalo, al entrar, Fernanda ya estaba ahí, Bárbara se apresuró a llegar hasta donde estaban ellos, fingiendo una preocupación que no sentía, y preguntando alternadamente ¿Qué había pasado?...
Gonzalo estaba inconsciente y Fernanda no paraba de llorar.

-¿Ya llamaste a una ambulancia? - preguntaba Bárbara tratando de mostrar interés por la situación.

-Si, ya lo hice - respondía Fernanda con una angustia que era perceptible en el ambiente.

La tensión era más que evidente y se podía sentir en aquella oficina, casualmente en esos momentos no había nadie más que Fernanda y Bárbaro, ninguno de los demás integrantes de la familia Elizalde estaban en la oficina para poder socorrerlas.

Los minutos que esperaron para la llegada de la ambulancia, se le hicieron eternos a Fernanda, quien lloraba desconsoladamente, cuando subieron a Gonzalo a la ambulancia, Bárbara cobijo a Fernanda en un tierno abrazo, casi tan cálido que cualquiera podría creer la buena fé de aquella mujer.

Por un momento la empresa quedó paralizada ante el reciente acontecimiento, no era algo usual. La tensión era más que evidente y todo estaba en completo un silencio ensordecedor.

Mientras tanto Bárbara y Fernanda ya se encontraban en camino al hospital; Fernanda era un manojo de angustia, haciendo llamadas a todos sus hermanos, para avisarles lo ocurrido, pero las líneas siempre estaban ocupadas, aumentando sus niveles de ansiedad, al borde de caer en un profundo estado de desesperación.

Bárbara abrazo hipócritamente a Fernanda tratando de consolarla.

- Bárbara ¿Qué vamos a hacer si mi papá se muere? - decía entre sollozos.

-Tranquila Fer, todo estará bien - Le respondía buscando su voz más conciliadora, mientras pasaba su mano acariciando su cabello delicadamente.

- Necesito llegar ¡ya! Me siento frustrada - Gritó de imprevisto.

Mientras el chófer se mostraba nervioso, y Bárbara trataba de calmar la situación con Fernanda pero le parecía sumamente frustrante, no podía demostrar la dicha que le provocaba saber que pronto podría ser libre, la muerte de Gonzalo le ayudaría en gran medida, para poder canjear su libertad con Artemio, el camino al hospital le pareció una eternidad, por sus pensamientos y la frustración de no poder calamar a Fernanda.

Finalmente llegarón y no alcanzó a tomar su bolsa, Fernanda bajaba del auto y se dirigía a la recepción dando grandes zancadas.

-Fernanda ¡espera! - grito mientras agarraba torpemente su bolso, con los nervios de punta y sentimientos encontrados.

Cuando finalmente alcanzó a Fernanda; se encontraba en la sala de espera, sentada en una de las sillas, con el rostro cubierto por sus manos, llorando desconsoladamente, Bárbara no pudo evitar sentir lastima por ella, si bien no era la madrastra ejemplar o la persona con sentimientos más empáticos del mundo, en ese preciso momento, deseaba estar fuera de toda esa situación, no ser la culpable de toda la oleada de tragedias que se avecinaba para la familia Elizalde, delicadamente se acercó hasta ella y puso una mano sobre su hombro.

¡Admito que te amo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora