Viejas historias

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Las conversaciones en la mesa de los bravo no eran exactamente el don de la familia, aun así solían tenerlas algunas veces. El fuerte de la familia eran las pláticas de campo, esas que se deben mientras trabajaban bajo el sol cerveza en mano y eran esas conversaciones las menos atractivas para Genaro.

Pero a estas alturas las dudas lo mataban y no podía esperar a toparse con alguien más. Así que juntando fuerza de toda su cordura se acercó a su tío, al menos el y su ya conocida distracción le darían más información de la que su padre le podría brindar.

-Tío Octavio- dijo mientras fingía revisar la seriación de las reses- ¿Tú conoces a la familia Villaseñor?-

-¡UFF!- expreso divertido- claro que la conozco, quizá más de lo que hubiése querido-

Bien, esto no era lo que él esperaba, si bien sabia de los negocios chuecos, no esperaba que alguna vez tuviesen que toparse con una familia tan grande y orgullosa como la Villaseñor.

-No me digas que al viejo Villaseñor le gustaba el juego-

-Claro que no, todos ellos son demasiado mojigatos para los juegos chuecos; fue un tope ligero con la joven Villaseñor. Estas manos- dijo mostrando sus ostentosos anillos- tuvieron que hacer frente a una cara muy bonita, aunque...- y levantando su mano derecha mostro el meñique faltante- esa bofetada me salió cara-

-¡Diablos!- arrugo el entrecejo- no creí, que fueran ese tipo de familia-

-No lo son- y la historia era cada vez más difícil de seguir- es simple. Alguien bajo el cuidado Villaseñor nos debía dinero, así que se nos hizo fácil cobrarlo ¡Gran error! La joven Villaseñor soluciono la deuda y cautivo a tu padre sin duda. Pero éramos ignorantes del caso. Esa chica divina era de un Villegas- y ese apellido bien conocido para todos le oprimió el estómago de miedo- Así que ya sabrás el desmadre que se armó cuando él se enteró- suspiro- Abel Villegas no es un hombre al que le quieras deber algo así. ¡Si lo salabre yo!-

-Creí que el viejo Villaseñor solo tenía un nieto-

-Son dos, el dueño de las cumbres cuyos hijos ya conoces y la luz de todos los hombres de las cumbres, Alba Villaseñor-

-Recuerdo escuchar ese nombre, de más niño quizá, pero no tenía recuerdo alguno de ella-

-Alba es la dueña del ganadero más grande de Houston, hace poco crearon oficinas y no sé qué tanto en Nashville, "La ilusión" es un gran lugar hoy en día. Ella y Abel se casaron después de toda una pesadilla que prefiero no tener que contarte. Fue algo que nadie espera que pase en su familia. Aun con todo eso ambos salieron adelante, tan lejos de los Villegas como pudieron-

-Que impacto. Yo tenía la duda, ya que en el último rodeo quien ganó fue una joven con apellido Villaseñor, y se encontraba junto a los gemelos- fingió no darle tanta importancia

-¿Alana?- Genaro no pudo evitar la sorpresa y toda la fachada de desinterés se vino abajo-Alana es Villegas, y entre más alejes tus mañas de ella mejor-

El joven guardo silencio, no quería que le descubrieran interesado. Conocía la reputación del gran Abel Villegas y no era conocido exactamente por ser una persona de nobles sentimientos.

Durante esa noche en un bar del centro de Houston meditaba toda la información que tenía hasta este momento además claro del ¿Por qué le interesaba tanto? Podría pasar de ella al igual que paso de esa chica de ojos verdes. Pero se negaba; el recordar esa mirada que le dio, le estaba volviendo loco.

Antes de la media noche un tanto ebrio se vio de pie esperando que algún peón fuera a recogerle; estaba recargado en la entrada del bar intentando encender un tabaco cuando esa alucinación se hizo presente.

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