Capítulo 22.

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Al día siguiente, Liam estaba con Injae sentados en unas bancas de los pasillos exteriores de la escuela cuando Jace llegó con ellos.

—Oigan —saludó agitado—, volví al bosque donde nos topamos con aquellos lobos...

— ¿Por qué? —Preguntó Injae confundida—. Nadie vuelve al lugar donde casi muere.

—Para averiguar cosas como esta. —Mostró un anillo dorado con una piedra azul rey en el centro—. Antes de que atacaran, unos vampiros llegaron y empezaron a interrogarnos, uno de ellos usaba este anillo.

— ¿Dices que fue una emboscada? —Sugirió Liam—. ¿Y qué los mestizos fueron sus refuerzos?

—Sí, porque llegaron después de haber encontrado a la manada sureña... —Se detuvo al ver a Injae muy pensativa—. ¿Qué ocurre?, ¿reconoces el anillo?

—Sí —respondió absorta—, Alistair usa uno igual.

—Ese desgraciado chupasangre —protestó el rubio—, cuando lo vea le romperé el cuello.

—Él debió haberles dicho...

—No está aquí, "salió de viaje". —Reviró sus ojos Injae.

—Entonces alguien debió haberle dicho, pero ¿quién? —añadió Jace molesto.

—La zorra de mi hermana —expresó enojada Injae quien se paró y se fue arrebatando el anillo de la mano de Jace.

—Injae... —Habló Liam—. ¿A dónde va?

—Creo que a reclamarle a Rebecca... ¿Le dijo zorra a su hermana? —Dijo sorprendido Jace.

—Sí, eso parece.

—Vaya... ya me cae mejor que ayer. —Se rio viéndola irse.

—Espera, si va con Rebecca, ¿eso no es malo? Ella no sabe nada.

—Carajo. —Ambos se voltearon a ver y salieron en busca de la chica.

Caminaron rápido para alcanzarla, pero Melissa apareció en su camino y les preguntó por su prisa.

— ¿Sabes dónde está Rebecca? —Cuestionó Jace interrumpiendo a la pelirroja.

—En su casa, faltó a clases por estar "enferma".

—Ah, genial —replicó sarcástico Liam—, gracias, Mel —agregó apresurado y ambos chicos se fueron.

La chica se quedó confundida y solo los vio irse corriendo.

—Alto, vayamos por tu auto —ordenó Liam—, usará el de su hermana —dijo después de oírla arrancar el auto.

— ¿Sabe conducir? —Expresó sorprendido—. ¿Desde cuándo? —protestó.

Al par de unos minutos, Injae llegó a su casa apresurada y entró para ir directamente al cuarto de su hermana, abriendo la puerta de golpe.

— ¿Qué carajos? ¿Acaso no aprendiste a tocar antes de entrar? —Se quejó la rubia que estaba sentada en su tocador.

— ¿Le dijiste a alguien a donde fui anoche? —Reclamó molesta.

— ¿Por qué? ¿Te arruinaron tu día campo? —Se burló mientras que Injae la veía enojada—. Ups... no creí que eso fuese un problema.

— ¡¿Por qué?! No tenías por qué hacerlo —le gritó.

—Bueno, me gusta fastidiarte y creí que sería divertido arruinar tu cita con tu novio hombre lobo —seguía burlándose con una sonrisita.

— ¿Hombre lobo? —Murmuró para sí—. ¿De qué estás hablando?

—Oh, vamos, no te hagas la mustia que no te queda. —La miró frunciendo el ceño—. Sé lo de tu novio y tus amiguitos, ¿acaso crees que soy tonta?

Creciendo entre demoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora