•Capítulo 2: Mikey pervertido•

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Los cuatro te miraban atentamente, mientras tú aún seguías dormida, permaneciendo con un semblante calmado, pero con la boca ligeramente abierta.

—¿Crees que esté muerta?

—No digas eso frente al niño, imbécil. —Draken le tiró un zape a Mikey

—¡Auch! Tus golpes duelen, Ken-chin. —se quejó

—Onee-chan va a despertar, ¿verdad? —preguntó Ayato con los ojos llorosos y un puchero inconsciente, casi llorando

—No te preocupes, pequeño. —Emma le sonrió, para así tranquilizarlo— Ella despertará pronto.

—¿Cómo saben si realmente está viva? —insistió Mikey, ladeando su cabeza en señal de duda

—¡¿Qué no ves cómo su pecho sube y baja?! ¡Eso significa que está respirando, grandísimo idiota! —exclamó Draken ya con poca paciencia, pues las preguntas de su amigo estaban asustando más a Yato

—Ah. Entonces... —Mikey se aproximó hacia ti— ¿Si esto no se mueve significa que está muerta? —cuestionó agarrando uno de tus pechos

—¡Aaah! ¡No la toques así frente al niño! —Emma le tapó los ojos al menor

—Oye, esto está más grande de lo normal. Ni Emma los tiene así. —comentó Mikey, con aparente inocencia

—¡P-pero no lo digas tan abiertamente, Mikey idiota! —le gritó Emma con las mejillas rojas de la pena. Estaba avergonzada y más aún, estando Draken presente

Lamentablemente para Mikey, ya había recibido dos veces el mismo insulto, donde lo menospreciaban por su coeficiente intelectual.

—¡¿Acaso tengo un amigo degenerado o qué?! ¡Al menos hubieras avisado para dejarlos solos! —exclamó Draken con molestia

—¡Tampoco le des ideas! —le regañó Emma

—¿De qué estarán hablando? —se preguntó Yato en voz alta, sin entender muy bien la situación

—¡Y ya suelta su pecho, Mikey! —le ordenó Emma con una venita sobresalida en su frente. Sino fuera porque cubría los ojos de Yato, le habría tirado un buen golpe a su hermano

—¿Hmmm? —inmediatamente todos dirigieron su vista hacia ti

Narra T/N

Escuchaba varios gritos a mi alrededor, provocando que me despertara y abriera mis ojos con lentitud, descolocada por no saber en dónde me encontraba.

—¿Hmmm? —la luz encendida hizo que mantuviera mis ojos entrecerrados, dificultando mi visión— ¿Eren? —pregunté en un susurro, pareciéndome ver su silueta

—No, no lo conozco.

Esa voz... Era del chico que me salvó a mí y a Yato cuando estábamos huyendo de esa pandilla.

Me incorporé de golpe de la cama, quedando sentada en esta y provocándome un mareo, sin embargo sentí un agarre en mi pecho izquierdo, el cual causó un rubor en mis mejillas.

Me incorporé de golpe de la cama, quedando sentada en esta y provocándome un mareo, sin embargo sentí un agarre en mi pecho izquierdo, el cual causó un rubor en mis mejillas

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 Mi Debilidad (Manjiro y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora