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Especial - 2 Millones

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Sábado 6 de Octubre 2028

Camino por las calles de Los Ángeles, el verano había llegado y había muchos planes que cumplir. El salir a caminar sola, mi mente viajaba a años atrás donde solo era yo. No tenía un auto, no tenía una moto, solo era yo sola caminando por las calles y disfrutando de las vistas. 

Tengo 30 años, disfruto de mi vida y de las personas que la conforman. Nunca pensé llegar hasta este punto, una familia, un esposo y una familia que me amara.

Regina se encargó de llevarme a la cima, ella lo prometió. Dijo querer verme triunfar y lo logro, yo no hubiese sido nada sin ella.

¿Quién era Irina?

Una simple chica

¿Quién era Morgan Hans?

La prestigiada del elite y de las mejores en la generación.

Entro al gimnasio y sonrío al ver a barbara de entrenadora, Theo la mira desde el suelo y nunca pensé en qué serían algo real, pero por algo pasan las cosas.

—¡Hola Morgie!

—Theo. —beso su mejilla y después la de barbara.

Veo a las niñas entrenar y Anneliese forma parte de ellas.

Esa niña rubia, es un jodido dolor de cabeza.

—Demuestra como lo hace una buena porrista Morgan.

—Ya no estoy para eso.

—No seas estúpida, sigues entrenado y teniendo la misma fuerza que hace años tonta.

Lo sabía, nunca deje de entrenar. Sigo siendo jodidamente bonita y sexy.

Me quito la blusa y barbara abre la boca incrédula.

—Si claro, los años. Tu abdomen sigue marcado, aparte tienes 30 años.

Ruedo los ojos y bajo mi pantalón.

—¡Y esas piernas!

—¡Barbara!

—Ya me callo, me callo. —se carcajea y le golpeo el hombro. —Vete a la mierda, golpeas fuerte.

Camino hasta quedar en una esquina, barbara quita a las niñas y Anneliese alza sus pulgares diciéndome que lo haré bien.

Niña, tu mamá es Morgan Hans. Yo lo hago todo bien.

Cierro mis ojos y visualizo lo que haré.

Joder, si llego a quebrarme un hueso, voy a morirme.

Abro los ojos y corro haciendo un mortal hacia el frente, redondilla, tres fly's y doble giro con mortal hacia atrás. Caigo de pie y escucho aplausos de las niñas pero hay uno que me llamo la atención.

Me giro y lo encuentro recargado en el umbral de la puerta...

Sonríe y le sonrío de vuelta.

—Mierda, tengo el honor de ver a Morgan Hans en vivo y en directo después de su retiro. —dice tomándome de la cintura.

—Tienes suerte, suelo cobrar.

El brillo en sus ojos hace que todo en mi interior se remueva, el idiota no cambia y nada en nosotros lo ha hecho.

—Te invitó a comer, unas hamburguesas.

—Yo quiero. —miro al rubio a su lado y le sonrío.

—Claro cariño. —le despeino el pelo y me abraza.