· 34 ·

247 27 34
                                    

—Ya lo veréis, vais a ser la envidia de todo el continente. —Les aseguró Japón, caminando por el centro comercial, buscando una tienda pra entrar.

—Eso es algo que yo ya soy—respondió Third Reich, pues, según él, nadie podía resistirse a su belleza y a su inteligencia. Imperio Japonés no dijo nada, no fuese a ser que se enfadase y les dejase tirados con Japón. Y no iba a permitir que Italia Fascista y él fuesen los únicos allí que vistiesen como estúpidos. El italiano, en cambio, no se pudo quedar callado:

—Pero si todos te odian—se rio. Sorprendentemente, el alemán se mantuvo igual de tranquilo que al principio.

—Porque tienen envidia de mi belleza—respondió Third Reich, sin mirar a su aliado. Italia Fascista se volvió a reír, pero esta vez no dijo nada.

(¿Quién te va a querer a ti?)

. . .

—Japón, no voy a salir vestido a la calle como Norauto—habló Italia Fascista, mirando en el espejo del probador lo horrendamente feo que le quedaba lo que Japón le había obligado a probarse.

—Italia, es Naruto, no Norauto—protestó Imperio Japonés, ofendido. El europeo le restó importancia haciendo un gesto con la mano. Japón le miró, con una sonrisa.

—Pero si te queda muy bien.

—Japón, por favor, parezco un samurái de ochenta años que sigue jugando a las batallitas.

—¿Y por qué no podemos vestir con nuestros uniformes militares como hemos hecho desde siempre?—Preguntó Third Reich, observando a Italia Fascista de arriba a abajo como si fuese un bicho raro.

—No podéis continuar vistiendo como en el siglo pasado—respondió la japonesa, mientras Imperio Japonés comenzaba a probarse el traje de Naruto que Italia Fascista no quería. Si le quedaba bien, iba a pasarse el día entero con él puesto.

—¿De qué año te crees que somos?—Preguntó Third Reich, con los brazos cruzados. Japón le ignoró. De pronto, sonó una de las risas explosivas de Italia Fascista, mientras observaba a Imperio Japonés con el traje de Naruto puesto.

El medio gato y medio humano se cruzó de brazos, mientras movía su cola felina de un lado a otro, indicando que estaba enfadado. Japón abrazó a su padre con una sonrisa para que no se sintiese mal.

—No te preocupes, papá, te queda genial.

Italia Fascista se sentó en el pequeño taburete que había en una de las esquinas del probador, mientras se secaba una lágrima. Volvió a reírse como al principio, lo cual solo hizo que el japonés se sintiese peor.

Por último, fue Japón la que se probó el traje de Naruto y, sorprendentemente, a ella le quedaba genial. Italia Fascista, que por fin había conseguido frenar su ataque de risa, se cruzó de brazos con indignación.

—¿Por qué a ella le queda tan bien y a nosotros tan mal?

—Porque mi pequeña Japón tiene mejor cuerpo que tú—respondió Imperio Japonés, muy contento de presumir de su hija. El más mayor todavía no podía entender cómo no todo el mundo no estaba ya a los pies de la asiatica, pidiéndole matrimonio.

Third Reich observó a la japonesa de arriba a abajo, todavía cruzado de brazos y apoyado en una de las paredes del probador.

—Pero si está plana.

Japón frunció el ceño y giró la cabeza para mirarle, fulminándole con la mirada y con las mejillas algo encendidas.

—Eso no es verdad.

Alemania y otras cosas bonitas ★ ❀ CountryHumansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora