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CONSUELO
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La habitación quedó en un silencio mortal cuando Umbridge apareció frente a nosotros con su sonrisa molesta y su superioridad.

Comenzó un estúpido discurso sobre lo incorrecto e inaceptable que había sido nuestro comportamiento mientras todos fingíamos escucharla hasta que finalmente dijo la frase que íbamos a grabar en nuestra piel. Comencé a escribir, escuchando ya algunos de los gruñidos de los estudiantes que nunca antes habían pasado detención con Umbridge y que estaban experimentando ese tipo de dolor por primera vez.

—Sra. Arambella— me llamó, acercándose a mi escritorio. —Calculo que tu castigo tiene que ser un poco más disciplinario que el resto. No solo tuviste la oportunidad más de una vez de confesar lo que estaba pasando, sino que además traicionaste la lealtad de tu Ccsa— gruñó, fingiendo estar ofendida. —Me temo que tendrás una oración extra...

—¡Eso no es justo!— Protestó Harry, mirando a Umbridge.

—Eso es una escuda barata— agregó George, chasqueando la lengua.

—Cállense todos— murmuró la mujer arrastrando las palabras, todavía con los ojos fijos en mí. —Señorita Arambella, quiero que escriba "Soy la hija de un Mortífago". Para que no olvide donde está su lugar.

Una sonrisa cínica apareció en mi rostro.
Esta maldita perra está tentando mi paciencia...

—¡No puedes hacer eso!— Liv protestó, golpeando la mesa con la pluma.

—Eso no tiene nada que ver con el Ejército de Dumbledore— escupió Fred.
Quería darme la vuelta para mirarlo, pero estaba teniendo una guerra silenciosa de miradas con Umbridge, desafiándola, y no entraba en mis planes el perder el control. —Y tampoco tiene derecho a avergonzar a Lilith por quién es su madre... Nadie debería haberlo tenido nunca.

Podía sentir sus ojos en mi espalda, quemándome, y casi me estremecí en mi asiento ante sus palabras. ¿Era aquello una forma extraña de disculparse por todo lo sucedido durante los últimos años?

—Si haces que Lilith escriba eso- — comenzó Harry, pero lo interrumpí.

—No importa, chicos. Lo haré, Merlín me castigue si alguna vez olvido quién es mi familia, ¿verdad profesora?— Sonreí cínicamente de nuevo, jugando con mi pluma entre mi mano herida.

Ella se agachó para dejar su rostro frente a mí y aunque yo quería alejarme de ella, me mantuve firme.

—¿Qué sabrá una puta mestiza sobre la familia?— susurró en mi cara, y yo, mentalmente, manteniendo la expresión exacta del rostro, comencé a imaginarme toda clase de maldiciones que le podría lanzar. Volvió a su mesa y antes de sentarse volvió a hablar;

—Ya me ha escuchado, Sra. Arambella. Espero que esto le enseñe disciplina de una vez por todas.

Resoplando una risa falsa, comencé a escribir, tratando de no concentrarme en las palabras y manteniendo mi mente completamente en blanco. Lo último que quería era pensar en mi madre.

Después de una hora entera llena da gruñidos, gemidos y pensamientos macabros hacía la perra frente a nosotros, finalmente nos dejó ir. Me sentía entumecida y un poco mareada por lo mucho que me dolían las dos manos, pero estaba feliz de saber que había logrado mantener mi rabia bajo control.

Mientras salíamos de la habitación, la mano de Liv rodeó la mía, poniendo algo en ella.

—¿Qué es esto?— pregunté mirando la pequeña hierba.

WICKED HATE | FRED WEASLEY (traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora