⦅Capítulo 13⦆

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Sungjoo se consideraba bastante bueno leyendo a las personas. Era perspicaz y empatizaba con los demás fácilmente, por lo que era el primero en descubrir si alguien ocultaba algo o mentía respeto a un tema. Cuando Yibo le dijo que tenía novio, la felicidad lo cegó; ni siquiera llegó a preguntar el nombre del sujeto, emocionándose de sobremanera y pensando en todas las cosas entretenidas que podrían hacer en citas dobles.

Y aquel fin de semana, el secreto salió a la luz.

—Voy a ver qué tal son las aguas— dijo Sungjoo, atando el cinturón de la bata alrededor de su cintura. Sonrió al notar que su nudo era firme—. ¿Vienes, Wenhanie?

El rubio tirado en el colchón sacudió la cabeza, frunciendo el ceño y arrugando la nariz. Sungjoo le miró comprensivo. Su novio no había podido descansar correctamente la noche anterior y el bus no había sido precisamente cómodo para una siesta.

—Creo que prefiero dormir... El viaje me tiene molido— masculló Wenhan, hundiendo aún más su rostro en la almohada. Una risa escapó entre los labios del Sungjoo.

—Perezoso. Iré a ver si los chicos quieren unirse.

—Diviértete— Las palabras de Wenhan apenas fueron audibles, siendo amortiguadas debido a su posición y mal moduladas por culpa del sueño.

Sungjoo se acercó a él, apoyándose sobre la cama, y plantó un corto beso en sus labios. Amaba besarlo. Era su actividad favorita. Dios, podía hacerlo por horas y días y años, sin cansarse de la sensación que recorría todo su cuerpo y el calor que lo envolvía cuando su boca encontraba la de Wenhan, sintiéndose en casa.

Cuando Sungjoo rompió el contacto entre ambos, se arrepintió casi inmediatamente de haberlo hecho. Apartándose lentamente, vio los ojos abiertos de su novio y las chispas de miedo que brillaban dentro de estos, la expresión sorprendida en su rostro. Sungjoo tragó saliva, intentando ignorar el crudo y doloroso sentimiento que causaba esa reacción en él, y se incorporó débilmente.

Creí que ya habíamos superado esa etapa, Wenhanie.

—Volveré pronto— dijo con sequedad. Su garganta se apretaba y aunque no deseaba pensar en lo absoluto, para disipar el repentino dolor, su cuerpo lo resintió de todas maneras.

Wenhan asintió, luciendo aturdido, un leve color carmín tiñendo sus pómulos. Murmuró un pequeño "sí" que Sungjoo tomó por despedida y el se retiró.

Atravesó el pasillo, dirigiéndose a la habitación que compartirían Zhan y Yibo, dándose a sí mismo ánimos. No tenía por qué dudar. Él amaba a Wenhan y Wenhan había aceptado estar con él, eso era lo único que importaba. La presencia de Yibo no cambiaría las cosas, tampoco lo haría la existencia inesperada de su novio.

O al menos, eso quería demostrar.
                     
— ¿Una cama?— Alcanzó a percibir la voz de Zhan a unos metros de distancia. Se detuvo a pocos pasos de la puerta abierta, apoyándose contra el muro para no ser visto—. ¿Compartiremos cama? ¿Tú y yo? ¿Acaso quieres aprovecharte de mí, Leóncito?

—Ni en un millón de años, bebé.

Frunció el entrecejo, hallando la conversación no tan romántica, pese a los motes cursis. Sin embargo, no tenía derecho a juzgarlos. Zhan y Yibo tenían una dinámica de pareja nada convencional. Parecían niños compitiendo contra el otro para llegar a una meta en común.

Sonrió, feliz de que su mejor amigo obtuviera el amor que había rechazado a lo largo de su vida. Estuvo a punto de interrumpirlos, para invitarlos a las aguas termales, cuando Zhan volvió a hablar.

—Bien, bien, entonces esto es lo que haremos. Yo dormiré en la cama... y tú en el piso.

—Oye, eso no es justo. Yo pagué por esto. Tú deberías dormir en el piso.

— ¡Pero hay gérmenes! ¡Podría morir! Hazlo tú.

—Ah, ¿entonces tú no puedes morir, pero yo sí?

—Por supuesto. ¿Qué clase de novio falso sería si priorizo tu salud sobre la mía?

—Uno bonito y simpático.

— ¿Me estás llamando feo? ¿Acaso con "gordo" no te basta? De acuerdo, por haberme salvado en ese bar la otra noche, te daré una promoción.

— ¿Qué? ¿Me harás dormir en el armario?

— ¡Claro que no! En la bañera. Esa es mi oferta final.

— ¿Sabes lo mucho que te detesto?

Sungjoo se cubrió la boca para ahogar un jadeo, dos palabras clave quedando grabadas en su memoria: Novio falso.

¿Falso?

Recapitulando, la primera cita doble que habían tenido, no había ido nada bien. Zhan había sido extremadamente brusco, comportándose como si estuviera despechado por un acto despiadado de Yibo y lo único que quisiera hacer fuera devolverle la mano. Lo entendió más tarde, cuando su mejor amigo le llamó y le explicó que habían tenido una pelea recientemente, y que por eso Zhan había estado así.

Sungjoo decidió hacer la vista gorda, accediendo a ir a otra cita doble con esos dos. Lo cierto, era que Zhan era muy temperamental, directo y sarcástico. Sungjoo supo lo difícil que sería lidiar con esa personalidad, tan pronto lo conoció. Y a su rigor, Yibo no estaba al mismo nivel, por lo que asumió que esto era consecuencia del carácter sumiso que había adquirido su mejor amigo en la relación, siendo él el calmado, pacifico y suave del par.

Hasta que los vio aquel segundo día. Yibo y Zhan se miraban, y llamas flameaban a su alrededor. Resultaba divertido, la manera en que se llevaban el uno con el otro y sin siquiera darse cuenta, se encerraban en una burbuja. Un muro invisible que los rodeaba y los separaba del exterior, como si sus discusiones y sus burlas mutuas fueran lo que más anhelaban tener entre ellos.

Era fascinante. Y Sungjoo adoraba esa curiosa relación que era tan distinta de las demás. Es real, se convenció, sin darse cuenta de que ignoraba la mentira que yacía justo bajo sus narices.

Novios falsos. ¿Pero por qué? ¿Se había perdido de algo? Que había gato encerrado ahí, era obvio, y que su intuición había fallado desde el principio, lo era todavía más. Su habilidad para leer personas había fallado, posiblemente por su emoción, o quién sabe, quizá quería creerse el cuento para no tener que analizarlo.

Un mal presentimiento lo albergó cuando intentó una vez más unir los hilos de la historia. No era posible que Yibo sintiera cosas por Wenhan ¿o sí? Eso era absurdo. Yibo se lo habría dicho, de eso estaba seguro. Sungjoo probablemente estaba pensándolo demasiado.

Inhaló hondo antes de dar un paso hacia la entrada de la habitación. Ambos chicos voltearon hacia él al percatarse de su repentina presencia y Sungjoo esbozó una suave sonrisa como saludo.

Si Yibo estaba manteniendo su verdadera relación con Zhan en secreto debía tener buenas razones, por lo que no lo presionaría. Sólo debía esperar por Yibo. Creer en él —como siempre había hecho— y en que explicaría todo en su debido momento.

No tenía por qué desconfiar, ni del amor de su vida ni de su fiel amigo.

                                 

Rent a Boyfriend [Yizhan] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora