Capitulo 19: Reviviendo cicatrices

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DEVON

Vertí el liquido negro en un baso de cristal antes de volver a recostarme en la silla de mi oficina, y luego de largar un suspiro, tragué con cuidado. A diferencia de cualquier bebida que encontraba en la tierra, este me producía una irresistible picazón en la garganta. Me preguntaba qué sucedería si un humano debería de el, y me planteé averiguarlo en algún futuro si se requería necesario volver a aleccionar a alguno de ellos.

Pero el tono de mi celular me quitó de mis pensamientos, y estiré mi brazo hasta el centro del escritorio para alcanzarlo.

–Nick. –dije al micrófono.

–Devon, es Amber, está en aprietos, de nuevo. –me avisó.

Como por reacción, cerré los ojos al escucharlo. Cada vez sospechaba más que la rubia no estaba preparada como yo creía.

–Ahora saco el auto, ¿dónde está? –pregunté mientras me levantaba.

–No, no creo que llegues a tiempo con el auto, está en el parque en frente de su departamento con uno encima. Si quieres puedo-

Pero respondí a su intento de propuesta al instante.

–No, no dejes que te vea, llego en seguida.

Sin decir más, colgué la llamada para caminar a paso apresurado hasta el ascensor, y una vez que me encontré dentro del departamento, extendí las alas y me largué por la ventana.

Llegué a los pocos minutos, y cuando aterricé a un costado de ella, tomé al Okupra por la cabeza para observar cómo dejaba de gritarle a la rubia y se levantaba, para comenzar a caminar sendero abajo hacia la oscuridad.

–Vamos, ¿no puedes contra un viejo? Pensé que me serías más amenaza que esto. –la herí en el ego mientras observaba como ella se levantaba y sacudía su ropa.

La observé entrecerrar los ojos para clavarme dardos con la mirada, pero Amber no dijo nada, solo se limitó a cruzar los brazos.

–Sé una buena cazadora y ocúpate de defenderte, ¿quieres? He venido aquí a reabrir los portales, no a hacer de niñera. –volví a atacar.

Pero, una vez más, nada.

–¿Qué pasa? ¿Acaso también te has olvidado de llevarme la contra? –persistí.

Esta vez, observé como la rubia se abalanzaba contra mí e intentaba pegarme en la cara con su puño, pero la imprecisión de su movimiento tosco me hizo poder esquivarlo con tranquilidad.

Por culpa del impulso, Amber tropezó hacia adelante y cayó de rodillas al piso.

La rubia estaba borracha.

–Vamos, levántate. –sugerí mientras me acercaba para tomarla del brazo.

Pero ella se deshizo de mi agarre con un movimiento brusco.

–Lárgate. –habló por lo bajo, todavía mirando hacia el asfalto.

Parecía avergonzada, pero su terquedad me molestaba.

–¿De veras te has olvidado lo divertidas que eran nuestras peleas? –comenté con malicia.

Me estaba pasando, y lo sabía, pero la rubia ya no era mi trabajo.

–No. –contestó ella.

–¿No? –insistí.

Era una lucha por quien resistía al otro, quién se rompía primero.

–Que no, no me he olvidado –finalmente masculló entre dientes mientras se recomponía, levantándose y enfrentándome–. ¿Sabes que? –me preguntó, pero no me dejó hablar, sinó que levantó la mano para intentar apuntarme con su dedo índice–. Te odio. –no pareció dudar al decir aquellas palabras.

HELLBORN: El regreso del fuego [En curso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora