Capítulo 13. Presente.

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Emily.

—Majestad. —Escucho la voz de un guardia despertarme.

No sé en qué momento me he quedado dormida pues he intentando permanecer en vela toda la noche para esperar a Magnus, pero cuando abro los ojos debido al llamado en la puerta, descubro que ya es de día.

Lo hago pasar y el uniforme oscuro se hace presente en la habitación. Me recuesto en la cama, aún envuelta en las sábanas mientras el sujeto me observa con un gesto de disculpa.

—¿Ya tienen noticias? —Cuestiono, pero él hombre niega con la cabeza.

Desde que Magnus partió para Cromanoff, no he vuelto a saber nada de él. Elisenda también está completamente preocupada pues en su última carta manifestó que Gregorie tampoco ha llegado y sus custodios no le han dado mayor información sobre su paradero.

Estoy intentando no perder la calma por mi bebé, pero estoy al borde de la desesperación al no conocer la ubicación de mi esposo y juro que cuando regrese voy a abofetearlo por tenerme en ascuas.

—Solo quería avisarles que hay una reunión dentro de unas horas y si el rey no está para entonces, usted debe presentarse, así que necesitamos que se encuentre lista.

—¿No pueden cancelarla? — pregunto angustiada —. En este momento no tengo cabeza para nada.

—Se trata de armamento militar, majestad. Es imposible cancelar la visita.

—¿Armamento? —La confusión es evidente en mi voz.

—Así es. Desde ayer en la tarde se cerraron las fronteras para que nadie pudiese entrar ni salir del reino. No queremos que alguien se infiltre y robe el armamento o lleve información a otros lados sobre la compra del arsenal.

—¿Es por eso qué Magnus no ha llegado?

—Claro que no, el rey tiene permiso especial para movilizarse, pero de resto nadie más cuenta con ello.

—De acuerdo —me levanto desesperanzada —. Me prepararé.

Tomo una ducha y me visto con el primer vestido que se cruce en mi camino. Hoy no tengo ánimos para pensar en que atuendo usar.
Bajo a desayunar en completa soledad, pero al llegar al comedor me encuentro con Francis, quien ha permanecido en zozobra, igual que yo.

—Espero me permita tomar la comida con usted por hoy. —Dice cuando me ve llegar.

Esta de pie a un lado de la mesa con el periódico en la mano. Se encuentra perfectamente arreglado como todos los días, sin embargo, su intranquilidad es notoria.

—Nunca antes habías comido aquí o al menos no desde que me casé con Magnus. —Comento, intentando entablar conversación.

—Jamás lo he hecho, no es mi lugar. —Toma asiento a mi lado y comienza a revisar el diario mientras nos sirven la comida.

—Claro que lo es. Eres como un padre para mi esposo.

—Pero generalmente cumplo el papel de consejero y ese puesto no requiere que esté en el comedor.

—Pronto vas a casarte con su abuela, serás parte de la familia aún más.

Él sonríe con desgano sin quitar la mirada de las hojas. Esta triste, pero se esmera por ocultarlo.

—Mañana teníamos una cena en casa de Aidana para anunciarlo oficialmente —revela, tragando con dificultad —. Ya habíamos escogido una fecha.

—¿Lo sabe? —Pregunto, refiriéndome a la abuela Lacrontte.

El corazón del Rey. [Rey 3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora