POR LAS DUDAS

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   Estaba colocando mercadería recién horneada,  en el mostrador de la panaderia donde desempeño mi oficio, cuando lo vi entrar, con su paso elastico y su pecho hacia adelante, como orgulloso gallo de pelea, que en realidad lo era.
—¿Como andas negro todo bien? —lo saludé.
  El negro sonrio mostrando su blanca dentadura que contrastaba con la oscuridad de su piel.
—De diez. —contestó.
—¿Qué te trae por aca? —le hice esa pregunta porque me pareció como que estaba allí no precisamente para comprar.
—Estoy buscando al dueño, por una cuestión de sponsor. —me explico.
  Yo lo conocía del barrio, y también del club de boxeo, al que yo solía asistir al salir del trabajo, el club distaba a pocas cuadras de la panaderia.
  Entre a la oficina y le comunique al dueño que el negro queria hablar con el.
  Le hice una breve reseña. Era un boxeador,  que al igual que los mejores, era de clase muy baja, pero era una de las futuras promesa del deporte provincial.
  Use directamente el apodo que tenia, ya que en realidad ignoraba su nombre, en definitiva la mayoría lo llamaba de esa manera, y a el parecía no molestarle, o ya se había acostumbrado.
  Yo no practicaba el box, a decir verdad ningún deporte. Pero ver progresar a una persona, a la que nada le había sido facilitado, era algo que a decir verdad me fascinaba.
  El negro había ganado.varias peleas, a fuerza de guapeza, según los entendidos tenía que depurar su tecnica, pero lo importante, que era el corazón, lo tenía de sobra, ya tenía tres combates pactados, de irle bien su futuro sería promisorio.
  Lo deje hablando con el dueño y continúe con mis labores, rato después vi como ambos sonreían y se estrechaban la mano. No pude resistir mi curiosidad y mientra acompañaba al negro a la salida, le pregunte como le había ido.
—¡De diez!, gracias por la mano che, el dueño me dijo lo bien que le hablaste de mi, y acepto sponsorearme, con este ya son cuatro los que me van a dar una mano. —me informo.
—Me alegro por vos negro, te deseo lo mejor.
  El negro estaba radiante, las cosas le estaban saliendo bien, y todo por su esfuerzo, si hasta los esponsors se los estaba consiguiendo el.
—Gracias che, con que gane dos de las peleas y empate una, me voy para arriba.
  Regrese a la panadería y el negro se fue prácticamente a los saltitos, debido a su caracteristico caminar, sin duda incrementado por su racha de buena suerte.
  Como todo ser que desea el exito, y ademas asegurarse un buen nivel economico, soñaba con poder ayudar a su familia.
  El negro provenía de una de esas peculiares familias, que logran ser disfuncionales a través de generaciones, es como si ese gen que llevan profundamente impreso, los condujeran irremediablemente al fracaso.
  Vivían en lo que se denomina un pieserio, o sea una precaria construcción una al lado de otra, con lo cual la intimidad se encuentra sumamente restringida.
  Días despues me encontraba casi al final de mi rutina laboral, cuando un panadero que cumplía funciones en el siguiente turno, quien había llegado más temprano que de costumbre me informó.
—¿Viste? al negro lo agarraron por violin. —dijo esto mientras me mostraba la página del diario donde se relataba el suceso.
  La noticia me cayó como un balde de agua helada, no podía creer que el negro fuera capaz de semejante atrocidad, pero en definitiva,  nadie puede saber lo que pasa por la mente de otra persona.
  En el diario se informaba escuetamente lo acontecido. Para resumir, decía que el negro, en realidad aparecía su nombre completo, había quedado a cargo de su sobrina de 4 años, y al regresar la madre de esta, la niña se encontraba enferma, en el hospital descubrieron que la menor había sufrido abuso sexual, y a pesar de los esfuerzos de los profesionales la criatura falleció.
  El negro fue detenido por averiguacion, lo insultaron, maltrataron, y hasta amenazaron con tirarlo a la "leonera" para que los otros presos le hicieran lo mismo que a la niña.
  El forense dictaminó tras el examen, que la menor había muerto por una peritonitis, y que no había sido abusada sexualmente, es más, especificaba en otro párrafo, que estaba intacta.
  Dos o tres días después que saliera la noticia en el diario. El negro reapareció por la panaderia, trayendo consigo una carpeta, y pidió hablar con el dueño.
  Mientras esperaba que este lo atendiera, me mostró su contenido, eran varios documentos oficiales, donde se dejaba constancia de su completa y total inocencia, tanto de la violación, como de abandono de persona.
  Según su declaración había estado bebiendo y fumando marihuana con unos amigos. Llego a su casa en estado de ebriedad y se acosto. En ningún momento su hermana le pidió que se hiciera cargo de la criatura, y en caso de haberlo hecho, la negligencia era de la madre por haber dejado la menor al cuidado de una persona a todas luces incapacitada.
  El diagnóstico inicial de abuso, fue que al atender a la niña, vieron una gran irritación y sangrado en la parte íntima, y sin más análisis dictaminaron abuso, cuando en realidad todo eso fue causado por la peritonitis.
  El dueño de la panadería apareció y el negro le explico todo con calma, quería recuperar sus patrocinadores, su vida, y limpiar su nombre.
  El dueño le informó que no podría seguir ayudandolo, porque las finanzas estaban mal, esto era una total mentira, y lo mismo había tenido,por desgracia, que hacer con otros dos atletas.
  En los días subsiguientes el negro, visitó a sus otros sponsors, con igual resultado, siempre había una excusa, cuando en realida por más que la gran cantidad de papeles que portaba dieran muestras fehacientes de su total y completa inocencia, "el por las dudas" hacia que le volvieran la espalda.
  Asimismo el club le suspendió las peleas pactadas, no por el aberrante hecho delictivo, sino escudándose en su irresponsable comportamiento anti deportivo, de que como estaba intoxicado poco antes de su pelea.
  Esto era una total falacia, la mayoria de los atletas se descarriaban de vez en cuando, era bien sabido que en un par de ocasiones, hubo que ponerle suero intravenoso a un boxeador para que al menos pudiera subir al ring y cumplir con la fecha pactada.
  El club también temía "el por las dudas" y perder prestigio y o patrocinadores.
  El poco tiempo más en que seguí concurriendo al club, pude ver, como poco a poco, el negro se hiba quedando solo, uno a uno fueron dándole la espalda, nadie quería quedar pegado, sobre todo cuando alguien gritaba  "mira allá va el violin" nadie "por las dudas" aunque supieran la verdad, quería verse perjudicado.
  Yo siempre charlaba con el negro dándole animo, que todo pronto pasaría, o se olvidaria, y el recuperaria su vida.
  El negro, al igual que en el cuadrilatero, lucho con corazón contra la injusticia a la que era sometido, por bastante tiempo, aún seguía haciendolo, cuando dejé mi trabajo en la panadería y también de asistir al club.
  Volví a cruzarme con el negro, años más tarde, estaba gordo y caminaba encorvado, como si llevará un carga de la que no podía desembarazarse.
  Yo me había juntado y tenía una nena de pocos años, que en ese momento estaría jugando, por algún lugar de la plaza en compañia de su madre.
  Le pregunte que había sido de su vida, el me contestó que nunca la había recuperado, que le negaron la entrada al club, luego de cagar bien a trompadas a un pendejo por llamarlo violin, y en parte debido a eso se había ido del barrio, al ser su cara conocida, nadie le daba trabajo.
  El relato de sus peripecias me dio mucha bronca, igual me había enterado de algunas cosas, por habladurías en el barrio.
  Varias veces en el pasado había tenido agarradas, cuando hablaban mal del negro. Incluso tolerar la aberrante hipocresía, a la madre de la niña, la habían perdonado, a pesar de que en el informe policial constaba que ella se habia ido a retosar con un macho, dejando a la criatura librada a su suerte.
  Pero claro, quien no perdona a una madre, a la que un depravado la privó de la luz de sus ojos.
  ¿Cuantas hipocresías puede tolerar un hombre? Condenado y marginado, por un error que no cometio, en el caso del negro, por ser pobre los medios hicieron escarnio de su humanidad, y nunca pidieron perdón, por que eso no vende.
¿Quien no conoce un violador, que ya sea por tener dinero y o poder? Escapa de la condena de la justicia, así como también de la sociedad de mierda.
  Mis pensamiento fueron interrumpidos, por la aparición de mi mujer y mi hijita, que llegó corriendo con las mejillas arreboladas y se tomó de mi pierna.
  El negro estiró una mano como queriendo acariciar su negro cabello, a mitad de camino la retiro como si estuviera haciendo algo prohibido. 
—Bueno me voy, fue un gusto encontrarte —dijo el negro y se marchó.
—¿Ese no es el negro, el que era boxeador? —me pregunto mi mujer
—Si. El mismo. —respondi.
—Se ve que le gustan los niños. —observo ella.
—Si, le gustan. —convine. —Pero por las dudas, vigila bien a la nena.
 

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