NARRADORA.
Un día después.
No sabes el miedo tan terrible que tuve de perderte-. Le dijo Bárbara a Franco mientras le besaba los nudillos. -Te amo Franco, te amo y estoy tan arrepentida por todo-. Paso de besar sus nudillos a darle suaves besos en los labios.
-Si así de cariñosa vas a estar voy a tratar de no salir de aquí nunca-. Bromeo Franco.
-Eres un tonto-. Río Bárbara. -Tienes que salir de aquí porque nos esperan muchos problemas, y los vamos a enfrentar juntos-
-Te prometo que así será bonita-. Franco la tomo de la mano y deposito un beso en ella.
-Perdóname por lo que te dije la última vez-. Le pidió Bárbara. -Estaba enojada, odie verte besándote con Fernanda-
-Ella me beso a mí-
-Ahora lo sé, pero en ese momento no pensé en nada..., a la que sí besaste por tu propia voluntad fue a tu abogada-
-¿Ella te lo dijo?-
-Se lo estaba contando a una enfermera de aquí, y después la enfrente y tuvo el descaro de decirme que no fue cualquier beso-
-Bárbara...-
-¿Te gusto el beso?-. Le pregunto ella.
-¿De verdad vamos a hablar de eso? Bonita no tiene caso..-
-Sólo responde Franco, si o no-
-Los únicos besos que me gustan son los tuyos-. Le dijo Franco sonriendo.
-No me convences, pero sé que no tengo derecho a reclamarte nada-
-Te amo-. Le dijo Franco con sinceridad.
-Ya no quiero separarme de ti Franco, por eso consideró que cuando salgamos de todo esto vayamos a una terapia cómo pareja..-
-Estoy de acuerdo, sé que nos haría muy bien, necesitamos reforzar nuestra confianza, tener más comunicación...-
-Y lo vamos a lograr mi cielo-.
Bárbara y Franco siguieron hablando un rato más, afuera estaba Fernanda quién estaba impaciente por ver a Franco.
Más tarde Bárbara salió de la habitación de Franco y fue un rato a su departamento, no quería que Aurora estuviese mucho tiempo sola.
-¿Bárbara?-
-¿Quién habla?-
-Soy Gonzalo, ¿Podemos vernos?-
-¿Qué es lo que quieres? Nosotros dos no tenemos nada de que hablar-
-Por favor Bárbara, ayer que fui a revisión me dijeron que mi estado de salud ya es muy grave y..-
-Por mí púdrete en el infierno ¿Crees que no se que intentaste secuestrar a mi hija?-
-¿De qué estás hablando?-
-No te hagas el imbécil..., yo no olvido Gonzalo y menos cuando se trata de Aurora, eso me lo vas a pagar con creces-
-Ya te dije que no sé de que hablas, a pesar de todo te amo y..-
-Pues yo a ti no, nunca te ame, y espero que la próxima vez que te vea sea en tu sepelio, idiota-.
Bárbara colgó la llamada y se dirigió al departamento de Perla, llevo el celular de Franco, al parecer Perla había encontrado la manera de recuperar algunos archivos borrados, entre esos archivos estaba el video donde Luis confiesa que entre él y Gonzalo intentaron secuestrar a Aurora y también el video de Bárbara y Damian.
Después de algunas horas el objetivo se logro.
-Ahora si los Elizalde van a pagar todo-. Dijo Perla.
-Y ojalá pueda ayudar para liberen completamente a Franco-. Respondió Bárbara.
-No me lo tomes a mal Bárbara, pero prefiero ser yo la que le lleve estos videos al juez-
-¿Aún piensas soy capaz de dañar a Franco?-
-Sé que no, pero fácilmente pueden amenazarte-
-Esta bien, pero de todas maneras deberíamos hacer un resguardo-
-Ya lo hice querida-
-No me llames así-. Le pidió Bárbara.
-¿Te gusta más "Querida Socia"?-. Se burlo Perla.
-Me gusta más que te centres en tu trabajo y dejes de andar de ofrecida-
-El papel de ofrecida te queda a ti Bárbara, pero tienes razón, me voy a centrar solamente en Franco, en ayudarlo, ese es mi trabajo-
-¿Tu trabajo es besar a tus clientes?-
-Sólo si ellos quieren-. Sonrió Perla, le gustaba provocar a Bárbara.
-Pues...-
-Bárbara lo siento, me encantaría seguir platicando contigo pero tengo mucho trabajo por hacer-
-No te preocupes, tampoco creas que me encanta estar acá contigo, hueles a perfume barato-
-¿Enserio? Pero si es el de Franco, es qué hace rato lo abracé y se me quedo impregnado su olor, y tú sabes que él siempre huele rico, hasta estando en el hospital-.
-Pero cuando te deja olor a sexo es mejor-. Dijo Bárbara sonriendo.
Perla ya no contestó y Bárbara salió del departamento.
Bárbara estaba a punto de subirse a su coche cuando sintió que la tomaban del brazo. -Mi alma-. Le dijo Gonzalo y la volteó pasa besarla.
