Hola Jimena.

BIENVENIDO A MI VIDA

FINAL 

2021

Los meses habían pasado. Y en este tiempo he aprendido que las personas que nos aman se quedan a nuestro lado, nos apoyan y nos brindan el calor y las palabras necesarias.

Cada día he confirmado que el amor es recíproco y equivalente. Apasionado y entregado, pero es libre y delicado, dulce y a veces amargo. El amor no es algo que podamos definir, y el poder experimentarlo me hace sentir la persona más afortunada del mundo.

Gracias a la vida, encontré esa clase de amor no perfecto, indiscutiblemente, pero perfecto para mí, para nosotros. La clase de amor necesario y complementario, rudo pero suave, posesivo y libre.

Ver hacia atrás me recuerda que hemos atravesado tantos obstáculos, soportado el cambio de estaciones, sobrevivido a una guerra que no deberíamos haber sufrido sólo por el hecho de ser nosotros, soportamos el frío del invierno, el miedo y también la distancia. Pero es por todo eso que nos encontramos donde estamos hoy. Haciendo un nuevo comienzo.

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Una canción de jazz, Dream a little dream of me suena a través del bar ubicado al final de la calle del nuevo vecindario al que nos terminamos de mudar hace poco. Regalando una atmósfera romántica y divertida, esa clase de sonidos que te hace moverte sutilmente sin siquiera ser consciente.

Todo esto ha sido debidamente decorado por Byul. Es otra de sus fiestas de temática, es de época cincuentera, y sólo puedo sonreír al recordar mi primer fiesta de esta temática hace algunos años, pero esta vez es totalmente diferente, esta ocasión puedo ser yo mismo, y me siento pleno, con ganas de cantar, bailar y perderme en el cuerpo de mi esposo. El día de hoy uso un pantalón marrón sujetado por un par de tirantes café que resaltan en la camisa blanca finamente planchada y fajada al pantalón adornada por una pajarita negra.

El ambiente es relajado y armonioso, las personas siguen llegando y uniéndose a diversas tareas para terminar con todo lo más pronto posible.

-¿En qué más necesitas ayuda? .- Me dirigo hacia la barra con una caja de lo que supongo son botellas de algún vino, busco hablar con Byul.

-Nada por ahora amigo, gracias por tu ayuda. Ahora ve a sentarte un momento, descansa ese cuerpo maravilloso y trabajado religiosamente.

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Horas después estoy bebiendo una cerveza sentado en un sillón de cuero negro apoyando el tobillo derecho en la rodilla izquierda y el codo izquierdo en el reposabrazos del mismo; hablando con algún desconocido de lo asombroso que se ve el salón y de lo agradable que resulta todo. Mientras la charla se vuelve divertida se escucha a Ella Fitzgerald entonar alguna pieza majestuosa sobre alguna relación con puntos de vista diferentes, pero la necesidad de estar juntos, la melodía es exquisita y alegre.

De pronto lo veo entrar, envuelto en unos pantalones negros y una camisa blanca vestida igual que la mía, pero por encima, un suéter café claro de cuello V cerrado. Me observa largos minutos mientras camina a la barra por un trago. Se sienta y me da la espalda, me es imposible no verlo y sentirme caliente, enfermo de deseo, de lujuria pero a la vez de amor y admiración, fervor.

La canción cambia nuevamente y mi trasero se levante del sillón para dirigir mis pies hasta ese misterioso hombre.

Tomo asiento a su lado y nos observamos por un par de minutos directamente a los ojos, con una sonrisa burlona en nuestros rostros mientras escuchamos a Dinah Washington hablar sobre su perdición por un hombre, ese hombre. Narrando nuestros pensamientos justo ahora.

En las últimas notas de la pieza, apartamos nuestras miradas y sincronizados damos un sorbo a nuestras bebidas ofrecidas por el barman. De pronto La vie en rose suena por los altavoces e inunda toda la habitación. Y es en ese preciso momento que recuerdo la primera vez que lo vi, el sentimiento que surgió entre nosotros, es imposible permanecer quieto y me giro en busca de su rostro para darme cuenta que la sorpresa no sólo me azota a mí, su cara es digna de admirar y la emoción del recuerdo hace sus ojos brillar.