Capítulo XII

159K 7.8K 1.8K
                                    

Alessandra

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Alessandra

Lunes, el día que todo humano odia, pero los adolescentes los odiamos más, ya que es el día donde entramos devuelta a la tortura de la escuela. Verle la cara a todos mis compañeros de mierda hace que mi frustración crezca cada vez más... En serio es una tortura, prefiero que un carro me choque, en estos momentos tan frustrantes.

Olivia y Clara están dormidas como unas rocas, Marco está raro. Cada vez que lo observaba se ponía nervioso, eso significa que me está ocultando algo... Odio que me oculten cosas.

Al escuchar el timbre de salida agarro mis cosas lista para irme y salir de esta mierda de clase, pero sin antes meterme en el camino de Marco. Necesito saber que me está ocultando.

—¿Qué está pasando contigo? —expreso con cierto enojo porque él no debe ocultarme nada.

—Nada —dice cortante.

—En serio crees que me voy a creer esa mierda, dime que sucede —murmuro en voz baja, paso mis manos por sus hombros para suavizar la tensión de su cuerpo.

Su mirada se impregna con la mía, Marco pasa un mechón de mi cabello rojizo atrás de mi oreja con delicadeza, trayéndome un recuerdo que ni siquiera recordaba, esta hoy.

Alexander besándome ferozmente mientras me agarra sin mucha delicadeza mi cabello para profundizar más su beso hacia mí... Como si quisiera marcar mis labios con el sabor de los suyos.

En eso Marco anuncia algo que hace que salga de mi trance.

—Alessandra, me gustas...—Marco confeso haciendo que habrá los ojos como plato.

Está por decir algo cuanto Marco me besa para callarme, al sentir sus labios contra los míos esperaba otros sentimientos como desesperación, enojo, que tratase de dominarme, pero él era tierno y delicado con el beso, siento otras emociones con este beso, pero al abrir mis ojos en poco en vez de ver a Maro veo a Alexander.

Espera, !¿qué?!

Cierro mis ojos para concentrarme en el beso de Marco, pero el recuerdo de Alexander aumentaba cada vez más y empujó a Marco de mí para poder respirar.

—Lo siento...—digo para salir corriendo del pasillo.

Sé que acabo de romperle el corazón al mejor chico del mundo, pero no soy capaz de amarlo... No soy capaz de amar a nadie.

Espero que me perdone.

...

—Pobre Marco —Olivia dice entre risas mientras hacía abdominales.

Yo ignoro su comentario para continuar con mi rutina de ejercicio. Clara y Olivia a veces vienen a mi casa para entrenar un poco conmigo.

Salgo de la caminadora, agitada por tanto ejercicio, pero vale la pena.

Pecados. (POR CORREGIR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora