Capitulo 5

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Cuando abrió los ojos, Yesung pensó que su cabeza iba a explotar. Sabía que algo había cambiado, pero no podía imaginar el que. Entonces sintió movimiento cerca de él. La respiración se le paró al ver a Ryeowook acunado contra su pecho, el pequeño hombre de espaldas a él. Estaban tan pegados el uno al otro que Yesung podía sentir cada exhalación que tomaba Ryeowook. Yesung apartó con cuidado los lacios castaños de la cara de Ryeowook. No entendía por qué Ryeowook estaba ahí con él.

Especialmente considerando las cosas que le había hecho al humano, pero la pequeña sonrisa en los labios de Ryeowook demostraba que no estaba a disgusto donde estaba. Aun así, Yesung no entendía que había pasado. Lo último que recordaba era abandonando su camarote tras descubrir los moratones que él le había proporcionado a su mascota. No debería haber ninguna razón para que Ryeowook estuviera durmiendo tranquilamente en sus brazos, y, al parecer, jodidamente contento de estar ahí. Yesung empezó a girarse, pero de repente se dio cuenta de que todavía estaba dentro de Ryeowook, su nudo desenfundado y sujeto a su compañero. Su cola estaba firmemente enredada alrededor de la polla flácida de Ryeowook, la punta presionando contra sus pelotas. Sus ojos cayeron hacia el cuello de Ryeowook, y se estremeció al ver las marcas profundas de sus colmillos ahí. Yesung gimió y dejó caer su cabeza de nuevo hacia la almohada. Había marcado a Ryeowook, convirtiéndole en su compañero. Yesung no podría separase de Ryeowook jamás. Moriría sin él, volviéndose literalmente loco si estaban separados por demasiado tiempo, y mataría a cualquiera que intentase quitarle al pequeño hombre. Ryeowook era el compañero de Yesung hasta que ambos exhalasen su último suspiro.

Ninguno sabría tan dulce. Ninguno iba a hacer que la sangre llegase tan siquiera a la polla de Yesung. No iba a desear a otro durante lo que le quedaba de vida. Esa parte no le importaba demasiado a Yesung, ya que Ryeowook le había parecido perfecto desde el primer momento. Le preocupaba más el hecho de que su posesividad e instintos protectores serían como demostraba su amor por Ryeowook. Si antes pensaba que era autoritario y dominante, todavía no había visto nada.Le sería imposible controlar su necesidad de proteger cualquier cosa que considerase una amenaza hacia Ryeowook o hacia su territorio. En otra palabras, si alguien tansiquiera mirase mal a Ryeowook, o simplemente le mirase, Yesung sentiría la imperiosa necesidad de arrancarles la espina dorsal por la garganta. Aunque Ryeowook pareciese indefenso ante la pura masa corporal de Yesung, el pequeño hombre ahora tenía todo el poder en su relación.

Ryeowook iluminaba el alma de Yesung. Sería la cosa que Yesung atesorase sobre todas las demás. La felicidad y satisfacción de Ryeowook ahora eran las principales metas en la vida de Yesung. Todo lo demás era secundario.Un pequeño gemido del hombre pegado a su pecho sacó a Yesung de sus contemplaciones. Miró hacia abajo para ver como los párpados de Ryeowook se movían mientras se despertaba. Yesung tragó con dificultad, inseguro de cuál sería el recibimiento del hombre que ahora era su compañero. ¿Le tendría miedo ahora? No era como si Yesung había hecho tan bien hasta ahora en lo concerniente al hombre.

— Hey. — Ryeowook alzó la mano para posarla sobre la mejilla de Yesung. — Has vuelto. ¿Cómo te encuentras?

La mandibular de Yesung casi cayó al suelo mientras miraba a Ryeowook con asombro.

—¿Estás...no estás asustado? —Se mentalizó para la respuesta de Ryeowook, intentando proteger su corazón, pero era demasiado tarde. Lo habían envuelto en papel de regalo y puesto un bonito lazo y entregado a Ryeowook en el mismo instante en que lo había convertido en su compañero.

—¿Debería? — Ryeowook río por lo bajo. Se giró para mirar al otro lado y se acurrucó de nuevo contra Yesung. — Si hubieras querido hacerme daño, lo habrías hecho anoche cuando perdiste la cabeza y destrozaste el comedor.

Subasta de esclavos (Yewook) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora