| 3 | LOVE: UNA NOTA MÁS ✔️

07 - ❥

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Salgo al balcón de mi habitación con la taza de café en la mano.

La brisa me golpea y me siento en el suelo, disfrutando del entono y viendo las olas del mar chocar en la orilla.

Es temprano y las personas corren en la playa, ejercitándose.

Soplo el contenido de la taza y estoy por llevármela a los labios, pero escucho una voz familiar. Levanto la mirada y lo veo a lo lejos de la playa diciéndole algo a Batman.

El perro corre a su lado feliz y sin darme cuenta muerdo mi labio inferior, bajando la taza mientras lo observo trotar sin camiseta y con un porte que... ¡Madre mía!

‹‹Me tiene mal, muy mal››

Para y abre la boca, tomando una bocanada de aire y abriendo la botella de agua para luego unir sus labios a esta y beber con ganas.

La playera que lleva a la mano se la echa sobre el hombro en un gesto demasiado sexy y camina a su casa con el perro siguiéndolo.

Se ve tan sudoroso y caliente.

Aprieto la taza con fuerza cuando pensamientos impuros me toman, pero un pequeño grito sale de mis labios cuando me quemo.

Bajo la cabeza y maldigo, dejando la taza a un lado.

― Buenos días vecina.

Miro para todos lados asustada hasta que mis ojos se encuentran con los suyos.

Sonríe mientras me mira y mi corazón empieza a latir demasiado rápido.

― ¿Qué tienen de buenos? ― Pregunto con cara de amargura.

― Amanecimos de mal genio, entiendo.

‹‹Tú me tienes de mal genio›› Quisiera decir, pero callo manteniéndole la mirada.

Ayer me enteré de que éramos vecinos y mentiría si dijera que no me asomé de vez en cuando para ver si lo veía en su Terraza o balcón, pero no volví a verlo. A las diez de la noche apagó las luces, así que me rendí yéndome a dormir teniendo su perfecto rostro presente en mi cabeza.

Sube las escalerillas con acceso a su Terraza sin perderme de vista.

― Iré a ducharme... Desnudo y solo para que sepas ― Sonríe y abro los ojos para luego entrecerrarlos y mirarlo con enojo.

― Me caes mal ― Digo.

― Seguro ― Abre la puerta corrediza de la casa para que Batman entre y antes de seguir a su perro me guiña el ojo, luciendo jodidamente ardiente.

Sujeto la taza del café molesta y bebo para calmar mi calentura, pero termino quemándome la lengua y mi cuerpo arde más y no solo por la quemada.

― Cálmate vagina, cálmate ― Susurro.

Cierro los ojos y finjo que medito para calmar esta tentación tan grande.

Escucho una risita y abro un ojo, mirando de reojo a un cuerpo apoyado en su balcón mirándome con diversión.

― ¿Eso lo aprendiste en África? ― Curiosea y me levanto del suelo, poniendo las manos en la baranda y mirándolo a la cara.

― Sapo.

Ríe fuerte y no entiendo porque anda tan gracioso. Él no suele ser así.

― ¿No ibas a ducharte? ― Agrego.

― Es precisamente lo que haré ― Ladea la cabeza un segundo sin dejar de verme lo cual me hace temblar como es costumbre.

Detalla la playa en un micro segundo y sin perder el tiempo, comienza a sacarse el pantalón junto con el bóxer.