Capítulo 32

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Salimos de la ciudad en su coche en dirección a Surrey Hills. De vez en cuando, lo sorprendo mirándome a mí en lugar de a la carretera. Y cada vez que lo hago me sonríe y me aprieta la rodilla, sobre la que ha llevado la mano durante la mayor parte del viaje. Empiezo a pensar en lo poco que sé de él. Es apasionado, bastante inestable, tremendamente seguro de sí mismo y exageradamente rico. Ah, y bestial en cuanto al sexo. Pero eso es todo lo que sé. Ni siquiera sé su edad.

—¿Cuánto hace que tienes La Mansión? —pregunto.

Me mira con una ceja enarcada y baja el volumen de la música con los mandos del volante.

—Desde que tenía veintiún años.

—¿Tan joven? —pregunto, y mi tono evidencia mi sorpresa.

Él me sonríe.

—Heredé La Mansión de mi tío William.

—¿Falleció?

Su sonrisa desaparece.

—Sí.

Vale, ahora quiero saber más.

—¿Cuántos años tienes, Taehyung?

—Veintisiete —responde totalmente impasible.

Suspiro.

—¿Por qué no quieres decirme tu edad?

Él me mira con una sonrisa burlona.

—Porque temo que creas que soy demasiado viejo para ti y salgas huyendo.

Lo miro con los ojos entornados desde el asiento del copiloto. No puede ser tan mayor. Quiero gritarle que no voy a irme a ninguna parte.

—Vale, ¿cuántas veces voy a tener que preguntártelo hasta que lleguemos a tu verdadera edad? —Ya lo intenté en otra ocasión y no sirvió de nada.

Sonríe.

—Muchas.

—Yo tengo veintiséis. —Pruebo con un toma y daca mientras lo observo detenidamente.

Me mira.

—Ya lo sé.

—¿Cómo lo sabes?

—Por tu carnet de conducir.

—¿Además del teléfono también has cotilleado en mi bolso? — pregunto indignada, pero él se limita a encogerse de hombros. Yo sacudo la cabeza consternada. Es una regla no escrita. Está claro que este hombre no tiene modales—. ¿Es que crees que eres demasiado mayor para mí? — Después de todo lo que me ha hecho, imagino que su respuesta es negativa pero, puesto que parece ser un problema tan grave, más me vale preguntar.

—No, en absoluto —responde con la mirada fija en la carretera—. El único conflicto que tengo es que sea un problema para ti.

Frunzo el ceño.

—No me supone ningún problema.

Vuelve su atractivo rostro hacia mí, con esos ojos ardientes y maravillosos.

—Entonces deja de preguntármelo.

Apoyo la cabeza en el respaldo, indignada, y me dedico a contemplar el paisaje rural. Su edad no me importa lo más mínimo, al menos de momento. Y no creo que haya nada que pueda hacerme cambiar de opinión al respecto.

Me vuelvo hacia él una vez más.

—¿Y tus padres?

Al ver la línea recta en que se convierten sus labios me arrepiento inmediatamente de haber formulado la pregunta.

Seducción // K.Taehyung Where stories live. Discover now