𝟭/𝟰

123 12 10
                                    

Oswald todavía recuerda la primera vez que Edward le miró en aquella reunión de villanos donde todavía su imperio criminal era diez veces más pequeño de lo que llegó a serlo en la mayoría de su trayectoria.

Sintió que captó la atención del Acertijo cuando empezó a debatir con los demás súper villanos sobre el plan que tenían en mente, pues desde aquello el pelirrojo no dejó de quitarle el ojo de encima durante toda la estancia. Era como si su habilidad para el diálogo hubiera encendido algo en él, o quizás se trataba de la manera con la que le rebatía cosas a los supervillanos más destacables del lugar con tanta seguridad en sí mismo.

Sin embargo, hasta que se dirigieran la primera palabra pasó algo más de tiempo, y es que Nygma parecía todo lo contrario a un hombre tímido para lo que demostraba cada vez que enfocaba su mirada en sus gestos y forma de hablar. Oswald no estuvo especialmente interesado al principio, a pesar de darse cuenta de la atención que el villano le dedicaba. Si acaso, se encontraba un poco curioso.

No fue hasta otra reunión de la galería de villanos de Batman, cuyo lugar era su propio local, que empezaba a formar los cimientos del futuro Iceberg Lounge, que finalmente se dirigieron la palabra, dando Edward el primer paso cuando el evento acabó y los demás ya se estaban retirando por la puerta principal como si acabaran de asistir a un evento formal y no a uno lleno de sociópatas y otras variopintas personas.

—Veo que gozas de una carta extensamente maravillosa, y por ni hablar del vino —comentó vanaglorioso cerca de la salida, acercándose a Oswald, quién miró para arriba en respuesta a la notable diferencia de altura de los dos hombres—. Me pregunto si acostumbras a servir alimentos y bebidas de tan buena calidad, o sólo cuando vienen invitados.

—Tonterías —le respondió Cobblepot, ofendido por la insinuación que había dejado ver en su comentario—, mi local es un establecimiento de diez. Siempre servimos cosas de calidad.

—Bien —respondió totalmente convencido—. Entonces me encantaría venir otra vez aquí, para comprobar si lo que dices es verdad.

Las intenciones detrás de la declaración del hombre más alto afloraban sin ninguna vergüenza, cosa que tampoco le molestaba a Oswald. Asignaron un día y una hora para comer y aquello parecía casi una cita para empezar a conocerse en la cuál a la mitad Edward agarró más confianza y empezó a hacer continuos comentarios sobre lo mucho que admiraba la actitud de Oswald frente a las personas y la inteligencia con la que trataba los problemas, como si aquella fuera la única forma de halagar a alguien que tenía el Acertijo.

—¿Quieres saber lo que pienso, Edward? —le preguntó después de pasarse toda la noche escucharle hablar de él mismo y sus propias capacidades, prestando poca atención a la comida.

—Por supuesto —asintió con entusiasmo y mirándolo con pasión.

—Que tú en verdad no querías comprobar si lo que yo servía en mi local era realmente de buena calidad, porque si de verdad hubieras querido saberlo, no habrías citado un día fijo y en vez de eso habrías asistido un día aleatorio para pillarme por sorpresa y realmente comprobar lo que, según tú, intentabas demostrar detrás de aquella excusa.

—¿Y desde cuándo lo has sabido? —le preguntó Edward de forma divertida después de escuchar cómo toda su fachada se iba abajo, como si fuera aquello exactamente lo que esperaba.

—Oh, poco después de que te fuiste del local.

—¿Entonces eso significa que te gustaba mi idea y por eso ahora nos encontramos aquí?

Cobblepot debía admitir que aquella afirmación le pilló por sorpresa, porque ni siquiera reflexionó sobre ella todo el tiempo que estuvo esperando hasta aquél día. Pero descubrió que sí, encontraba algo de placer y tranquilidad en tener una charla con alguien como el Acertijo.

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Nov 01, 2021 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

History {RiddleBird}Where stories live. Discover now