Era ya algo tarde, pasada las nueve de la noche. Hice la rutina con California y la acompañé hasta su casa que, por cierto, aún no había visto por dentro. No había prisas.
—Notifícame sobre cómo te vaya mañana —me dijo antes de adentrarse a su casa.
La miré con mucho amor. La acerqué y la besé.
—Por supuesto que sí.
Me regresé a mi casa, ya era hora de acostarme a dormir. Debía levantarme más temprano de lo normal. Cuando hice contacto con mi cama, empecé a pensar cosas. Era un no parar. Pero era más controlable, gracias a ella. Mi mente se despejaba con facilidad al recrear cómo me sentía cuando ella estaba a escasos centímetros de mí.
Al día siguiente
La vigorosidad irradiaba mi cuerpo. Hice la rutina mañanera en cuestión de minutos. Ya tenía un mensaje por WhatsApp de Jungle recordándome la hora exacta.
Jungle: No llegues tarde, hay mucha tela que cortar. Literal, me llegó una tela para mi esposa y la dividiré en varios trozos.
Me reí y emprendí el camino.
VOCÊ ESTÁ LENDO
La Estación | Una historia de desahogo
RomanceMatteo, un chico tímido y con grandes aspiraciones a convertirse en traductor, decide ir de visita a casa de su madre en San Francisco, California. Al llegar y salir de la estación de tren, la fuerte lluvia provocó que el chico se resguardara en una...