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La tercer semana estaba acabando y yo me estaba volviendo loco sin esa presencia con aroma a lotos. Me di cuenta que incluso su aroma era más dulce que el de las mismas flores.

Decidí salir al mercado para distraerme, hasta que encontré una peineta con adornos de jade que llamó mi atención. Sin pensarlo mucho la compré y la llevé conmigo, también pasé por aquel local de dulces de la otra vez y llevé un poco de cada delicia de ahí, incluso conseguí unos pinceles de muy buena calidad en una tienda cercana. Todos eran regalos exclusivos para él.

En el camino de regreso pensé que cuando Wanyin volviera podríamos ir a visitar a mi tío y hermano. No es novedad que su persona sea del completo agrado de ambos, mi tío confesó que lo ve como un sobrino más y mi hermano piensa que es un buen amigo. Esto ha sido así hace ya mucho tiempo, desde la primera vez que lo conocieron.

Ellos fueron más atentos que yo, ellos no limitaron su forma de ver y comprendieron y compadecieron al joven líder por todas sus pérdidas y conflictos. Ellos intentaron comprender su actuar y como convivía con su dolor. Cuando recuerdo lo que yo hice, la culpabilidad me consume y me recrimino por todo; jamás pensé en el dolor que él podría estar pasando, nunca intenté simpatizar o ser empático.

Mi querido A-Cheng había sufrido muchas injusticias a tan corta edad, había perdido mucho y pasó todo eso sumido en completa soledad. Nadie nunca puso atención en él y el cuál podía ser su sentir y pensar.

Era un alma tan rota y fuerte que aún se esforzaba por brillar.

Antes de que el firmamento oscuro se hiciera presente, mi esposo volvía a su secta nuevamente, sano y salvo. Ahora me sentía mejor.

Voy a olvidarme de mí [Zhancheng]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora