"Ahí estás tú,
cuando busco por la luz,
en el medio de la noche,
buscando la estrella más brillante,
ahí estás tú". There you are, Martina Mcbride.La fecha de la realización del matrimonio se acercaba y los preparativos avanzaban. Todo estaba listo y
supervisado por las atentas miradas de las tres mujeres de la casa, Georgiana, Elizabeth y la Sra.
Reynolds.
Un problema se presentó unos días antes de la celebración. El ministro, el Sr. Neil, cayó enfermo y se le
ordenó reposo por tiempo indefinido. Darcy se contactó de inmediato, con otras de sus vicarías a cargo
para conseguir un reemplazo. El joven ministro que se encargaría era nuevo en el cargo y apenas había
visto al Sr. Darcy algunas veces, la última, cuando se acercó a darle sus condolencias por la muerte de su
prima.
El Sr. Barton, era un joven de unos 25 años, tímido y serio, pero muy agradable cuando lograba superar el
temor inicial. No hacía mucho que se había ordenado, era el segundo hijo varón de una buena familia, y
había escogido la vida sacerdotal porque no creía tolerar la vida militar.
Superado el obstáculo de quien llevaría el desarrollo de la ceremonia, parecía estar todo listo. Georgiana
tenía su vestido listo, para sorpresa de su prometido y su cuñada, esta vez, se había comportado mucho
mejor. Lo había traído confeccionado desde Londres y sólo le hizo una reforma en todo el tiempo.
Las familias invitadas ya estaban siendo alojadas, Lady Catherine decidió quedarse en la residencia de
Lord Matlock, y el alivio de Elizabeth fue mayor, más teniendo en cuenta que, Cecilia De Bourgh, había
venido como invitada.
Pero no tendría tanta suerte con respecto al intentar huir de otra cosa. Un retratista de Londres, viajó a
Pemberley para retratar a la futura novia y, ya que estaba allí, Darcy no perdió la oportunidad de hacer
que la retratara a ella también.
Por más que Lizzie alegara que no quería robarle protagonismo a la futura novia, nada pudo cambiar la
promesa que había hecho y que ahora le jugaba en contra. Aunque logró una pequeña victoria al lograr
incluir en el retrato a William, complicándole el trabajo al pobre pintor, porque no estaba en los planes del
pequeño quedarse en pose por demasiado tiempo.
Dos días antes de la boda, en una noche gris y fría, Lizzie tomó coraje para hablar con su cuñada sobre lo
que le había prometido a su esposo.
La joven y su doncella, preparan los baúles que debían ser llevados a su nueva residencia, cuando fueron
interrumpidas por dos golpes en la puerta. Georgiana ya tenía puesta su ropa de cama y las cintas en el
cabello.
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Secuela de Orgullo Y Prejuicio
RomanceEstá historia no es mía, pero me ha encantado y me gustaría compartirla. Todo le pertenece a Jo Darcy (seudónimo). Esperó que la disfruten. Es la versión, que a mi parecer se ajusta mejor a la forma de escribir de Jane Austen.