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INSEGURIDADES
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Después de pasar los siguientes tres días con las piernas doloridas por Fred y tener que esforzarme aún más durante mi entrenamiento con las Arpías, tuve otro día libre que, como Liv y Pauline estaban juntas, estaba siendo increíblemente aburrido. Sin nada más que hacer, decidí encaminarme a la tienda.

Allá, George y Verity ayudaban a los clientes y afortunadamente para ellos, no era un día ajetreado. Después de saludarlos y ofrecer mi ayuda, fui directamente a la oficina de Fred, sabiendo que él estaría allí.

— ¡Ey! — Salude al entrar en la habitación después de haber llamado rápidamente a la puerta. Los ojos de Fred se levantaron de inmediato de sus papeles para centrarse en mi y darme una sonrisa amable.

— ¿Qué pasa, hermosa? ¿Disfrutando de tu día libre?

Suspiré, sentándome en la silla frente a su escritorio, con todo mi cuerpo todavía un poco adolorido. Las ventanas de su oficina estaban abiertas de par en par y el ambiente desprendía un aroma a té recién hecho y al propio olor de Fred, lo cual me relajaba y me hacía sentir segura. Algo de música que no pude reconocer del todo se reproducía en el casete, y el pelirrojo frente a mí estaba sentado perezosamente mientras jugueteaba con un lápiz.

— No. La verdad es que llevo toda la mañana aburrida en casa ya que Liv y Lin han salido a una cita y Remus está un poco ocupado con algunas cosas de la Orden.

— Oh, pobrecita...— se burló Fred genuinamente divertido. — Bueno, en realidad eres muy útil aquí, ¿sabes? Estoy trabajando en algo para la tienda, pero no sé cómo hacer que esta poción funcione del todo con los fuegos artificiales.

— Oh, déjame echar un vistazo — caminé rápidamente para ponerme detrás de su silla y me incliné sobre su hombro para leer la fórmula con los ingredientes. Aunque ya no tenía el libro de mi tío, aún contaba con mi buena memoria y un poco de talento natural para las pociones.

Los ojos de Fred se posaron en mí haciéndome notar su mirada penetrante, y por el rabillo del ojo, lo vi sonreír. Antes de que pudiera decir una palabra, se separó un poco del escritorio, estiró el cuerpo y se echó hacia atrás, me agarró por las caderas y me hizo sentarme en su regazo.

Le fruncí el ceño, tratando de contener la sonrisa que se formaba en mi rostro. El se encogió de hombros.

— Pensé que así estarías más cómoda.

— Claro...— solté un bufido, volviendo a las instrucciones de la poción. Me moví levemente en su regazo para acomodarme y así poder centrarme más y puse mis codos sobre el escritorio. Acto seguido escuché cómo Fred suspiraba y pronto, sus manos estaban acariciando débilmente mi espalda y mis caderas.

— Sabes que puedes cambiar la raíz de diente de león por belladona para que vuelen más alto, ¿verdad?

— Mh-hm — Fred tarareó en aprobación, sonando un poco distante.

— Y si pusieras un poco más de Nightshade en lugar de tanto snakeweed, los colores serían más brillantes y la pólvora mucho más explosiva.

— Mh-hm — su mano acarició mi cadera mientras la otra trazaba el camino de mi columna a través de mi jersey.

— ¿Me estás escuchando, Fred?

Él rió. — No, en realidad no.

— Entonces, ¿para qué me pides ayuda? — me reí mirándolo. Él me guiñó.

— Te estaba escuchando pero te inclinaste y... ya sabes, teniendo esa vista frente a mí, no puedo concentrarme en ninguna poción, cariño.

Solté un bufido divertida, sacudiendo la cabeza y agarrando el lápiz de entre sus dedos para corregir la poción sin moverme de su regazo. De hecho, comencé a mover ligeramente las caderas mientras tarareaba la canción del reproductor de casetes, tratando de parecer inocente.

WICKED HATE | FRED WEASLEY (traducción)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora