veintitrés*

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Usted tiene un nuevo correo de voz

 

» Muñeco, espero que te vaya bien en tu nuevo trabajo. Siempre estaré vigilándote para que nada malo te suceda, eh.

Y también, no te alteres si me ves dentro de tu departamento cualquier día.

*Beep*

[…]

Como se había mencionado, Louis tenia trabajo. Lo que lo llevo a tomar esta decisión fueron las cuentas del departamento y las drogas. El dinero que robo de la caja fuerte de sus padres, antes de huir, se le estaba acabando. Le quedaba obligatoriamente buscar uno para poder pagar la luz y el agua, y aquellas sustancias que en serio debía de alejarse de ellas.

Harry le puso la propuesta de robar, algo típico del barrio. Pero Louis no haría eso. Después Harry le dijo que podía hacerlo por él, pero también se negó. Hacer trabajo sucio estaba fuera de su lista.

Aun le era difícil a Louis tolerar esa parte de Harry, una que sólo pensaba en dolor y que no tenía piedad al matar a una persona  ya sea inocente o maligna. Era como algo casual para aquel sacar un cuchillo y enterrarlo contadas veces sobre el cuerpo de la víctima.

Sin embargo, para Harry era uno de los mejores placeres de la vida. Y éste tenía que controlar esa parte para no terminar hiriendo a ese hombre que lo volvía más demente de lo que era.

Louis recuerda aquella propuesta, en donde Harry quería matar a sus padres. Al segundo de haber escuchado aquello llamó a éste y le dijo que no hiciera algún disparate. Claramente le regañó y le explicó que no era necesario eso. Él podía tener un resentimiento con sus padres, pero jamás haría algo tan horrible.

Y Harry tenía un odio contra los padres de éste, pero él siempre haría las cosas a su manera. Resolvería esto sin que Louis se enterara.

[…]

Louis trabaja en una lavandería, no muy digno pero sometiéndose para salir adelante.

A penas logró hacerse amigo de una tal Dalia; una chica muy amigable y espontánea, supuestamente también nueva en el barrio.

Cuando el turno de Louis y Dalia termino, éste la invito a su departamento a un rato de sándwiches y cigarrillos, y quizás también un par de cervezas para alegrar la circunstancia. Ella acepto de inmediato, terminando los dos por tomar sus pertenecías e irse del establecimiento.

"Últimamente hace un frío de los mil infiernos, ¿No crees?", comenta Dalia, caminando tranquilamente al lado derecho de Louis.

"Se me congelan las bolas.", responde sincero, ganándose la risa de aquella. "¿No te molesta que sea un vulgar y callejero?", levanta una ceja.

Ella niega. "Nah, mi hermano es así. Estoy acostumbrada.", Louis suspira aliviado. "En veces también actúo de esa manera… No soy de esas chicas que se comporta como una puta Barbie, o princesa con modales."

"Sí es así, me agradas aún más.", los dos ríen, mirándose entre sí con compresión.

Continúan caminando directo al refugio de aquel, conversando y conociendo nuevas cosas de cada uno mismo. Aunque Louis omitió el tema sobre tener un acosador y asesino, no era tan importante además.

Llegaron a salvo, aun con la helada acobijarse en sus vellos, y ellos con esas ansias de pasar una tarde agradable.

"¿Vives solo?", pregunta la chica, adentrándose primero a la vivienda.

Voicemail » larry stylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora