Capitulo 7: brujas y... ¿Amber?

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ATENEA

Dormir en la casa de Cameron fue así como un sueño hecho realidad.

La verdad es que había tardado mucho en dormirme. Al saber que estaba tan cerca, a solo unos metros, hizo que me sintiera más nerviosa que nunca y mi mente no paraba de fantasear con la idea de ir a buscarlo...

Pero obviamente no lo hice. Si algo me quedaba, aunque sea un poco, era orgullo. Y no quería ser rechazada tantas veces en tan pocos días, por lo que me contuve. Pero fue una de las cosas más difíciles que hice.

Ya había dejado de llover y el sol salió a la superficie. Si bien era otoño, en California seguía haciendo un poco de calor. Hoy, por ejemplo, los rayos de sol te daban en la piel y calentaban la superficie.

En este momento, me encontraba a punto de entrar en la cafetería, en donde me reuniría con el grupo ahora solo estaban Amber y Alba, asi que fui directo a ellas apenas ubiqué su mesa.

Alba fue la primera en verme. Me recorrió con la mirada de arriba abajo.

—¿Llevas la misma ropa de ayer?—preguntó, con sospecha, sin siquiera saludarme.

Amber levantó la vista de su móvil y me miró fijo, con los ojos muy abiertos.

—¡Quiero una muy buena explicación!—soltó.

Mordí mi labio y me senté en frente de ellas. Alba no tenía idea de nada, pero a Amber le avisé que no dormiría en la residencia esa noche. Y claro, no le expliqué nada más.

—Buenas días para ustedes también—respondí, divertida—. No sabía que tenía que darles explicaciones, madres.

Alba seguía confundida.

—Nadie me responde—se giró hacia Amber.—¿Es la misma ropa que ayer, verdad?

Amber asintió.

—Sí, nuestra querida Atenea no durmió en casa anoche.

Alba levantó ambas cejas.

—¿No dormiste en casa anoche?—Kim salió de la nada y se sentó al lado mío. Detrás de ella llegaron todos los demás: Thomas, Noah y Sophie.

Bien. Esto era grave.

—No fue exactamente así—me defendí.

Cuando tomaron asiento, todos se quedaron mirándome, en busca de explicaciones.

—Y pues entonces cuenta—insistió Noah, que me miraba intrigado.

Tomé una gran bocanada de aire.

—La cosa es que ayer comencé a trabajar en el proyecto...con Cameron.—Sophie ahogó una exclamación y Alba llevó su mano al brazo de Amber.—Y bueno, como llovía mucho, no me quedo más opción que quedarme a dormir allí.

Thomas parpadeó una vez y se acercó a la mesa.

—¿Dormiste en la casa de tu enemigo?

Hice una mueca. Haberles contado cómo era Cameron no ayudaba mucho. Pero tenía razón. Un poco.

—Pues sí. Y no es ningún enemigo....cuando quiere.

Kim abrió mucho los ojos.

—¿Te has acostado con él?

La miré perpleja.

—¡Claro que no!—mis mejillas se pusieron un poquito rojas cuando recordé el episodio en su habitación.—Dormí en el sofá, chicos, nada de lo que preocuparse.

Thomas largó el aire y se relajó en el respaldo de su silla. Alba me miraba boquiabierta, al igual que Amber.

—Has dormido en la casa de Cameron—repitió Alba—Tu archienemigo mortal, que resulta ser también una gran, gran bomba sexual...

Miradas cruzadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora