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—¡ES TU CULPA! ¡Tú me has hecho hacerte esto y es tu culpa por no querer estar conmigo!

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—¡ES TU CULPA! ¡Tú me has hecho hacerte esto y es tu culpa por no querer estar conmigo!

Brooke en ese instante no sabría como afrontar la verdad. ¿Iba a morir?

En ese punto ya no se esperaba que nadie la ayudara, estaban todos en el torneo y la fuerza de Herbert no disminuía en ella.

¿Hay algo en la vida más seguro que la muerte?

A la chica no se le ocurría nada. Todo podía tener distintos finales, sin embargo, la vida solo acaba teniendo uno.

Es lo único que nadie puede discutir: cuando una persona nace en algún momento se va a morir. Antes o después. De una manera u otra.

Pues a pesar de que es una de las pocas certezas que tenemos, la verdad es que no solemos pensar en ello. Por distintos motivos suele asustar, doler, incomodar, llenar de incertidumbre y mil más dependiendo de cada uno.

Por eso, la madre de Brooke siempre le decía que era bueno que estar preparada para aceptar la muerte es una de las decisiones más acertadas que podemos tomar.

No hay nada que se pueda hacer.

La chica empezaba a notar el vacío. El vértigo. Hasta parecía que le falta aire para respirar.

Intentó tomarse de algo, para poder salir de allí como podía, con la maxima desesperación por salir, pero nada.

Aún así, ¿iba a dejar que le ganasen?

Como decía su madre, "cuando quieres renunciar, habrá personas esperando verte caer." No les debía dar la razón.

A veces, la negatividad de otras personas podía ser tan fuerte que te haría pensar que es mejor rendirte. Si te rendías esas personas tendrán la razón.

Las personas negativas proyectaban sus propios miedos en uno, creen que también podía tener sus propias limitaciones. "No lo permitas y sigue adelante."

Es fácil renunciar cuando sientes que no pierdes nada. Pero cuando te rindes en la vida y te dejas caer en la mediocridad, estás renunciando a tu existencia.

Haces que tu vida sea inútil.

"Yo no soy inútil" se decía una o otra vez en su mente, mientras intentaba zafarse de las manos del chico con todas sus fuerzas.

—Cada día pierdo un poco más el juicio por ti, ¿sabes? Yo no quería hacer esto pero no me has dejado opción.— le decía el chico mientras veía como Brooke se quedaba sin aliento.

¿Perdida? Que va. Brooke West no estaba para nada perdida y no se iba a rendir. Iba a salir de allí e iba a demostrar de lo que era capaz.

Recordó esas peleas que tenia con los gemelos en los que ellos también intentaban ahogarla de broma y ella conseguía siempre salir intacta.

Nada que no haya hecho antes.

Herbert tenia una mano en su cuello, apretándolo y hundiéndolo con fuerza mientras que la otra mano la utilizaba para taparle la boca para hacer más presión.

Rápidamente, la chica no lo pensó y le mordió la mano con todas sus fuerzas provocando que esté inmediatamente la quitara y aflojara su agarre del cuello.

Como estaba encima de ella, a continuación le dio una patada con todas sus fuerzas en la entrepierna y lo apartó de ella finalmente.

Estaba libre... ¿o no?

Claramente no sabía nadar. Le daba miedo el mar, agua y todo relacionado con esto.

No podía hablar, solo tosía mientras con todas sus fuerzas nadaba hacía la orilla. Por suerte no estaba muy lejos.
—Maldita sea el momento en el que empecé a amarte de esta manera... ¡Brooke vuelve aquí!— gritaba este también acercándose a ella.

Herbert consiguió salir del lago con intención de retener de nuevo a la chica, no obstante, Brooke ya lo estaba apuntando.
—Estoy harta de todo esto. ¡Casi me matas!— le empezó a decir ella con rabia acumulada.

—Mátame, porque sin ti nada de esto tiene sentido, por favor te lo ruego.— empezó a decir este como si fuera un completo psicópata.

A la Gryffindor le daba mucho miedo aunque no lo admitiera. ¿Que hacer con él?
—Yo...

—¿Que está pasando aquí?— preguntó una voz viniendo desde lejos.— Oh cielos.

Tanto Fred como George y Cedric se toparon con una escena sin duda que no olvidarían.
—¿Que hacéis aquí?— preguntó ella.— ¿Y el torneo?

El Hufflepuff miraba muy alarmado a la
chica la casual no dejaba de apuntar a su ex amigo, y los dos estaban empapados... que acababa de pasar?
—No... no entiendo nada, ¿que te ha hecho?

—¡La amo! Y resulta que mientras más me obsesiona olvidarte, menos consigo dejar de amarte...— empezó a hablar este mirando a la chica, intentando acercarse más a ella incluso tocarle el brazo.

Y Fred y George solo pudieron taparse la cara al ver como su amiga le daba un puñetazo en toda la cara, dejándolo casi K.O en el suelo.
—Caballeros, demasiado tarde para salvarme.— anuncio ella mirando sus nudillos ahora rojos.

—Eso... ¡ha sido alucinante!— gritó Anthony quien llegaba junto con McGonagall.— La he avisado y bueno, creo que nos vendrá bien si ayuda.

La profesora miró a la Gryffindor y no dijo nada, simplemente asunto con la cabeza dándole sus respetos.
—Me alegro de que esté bien señorita West. Inmediatamente me pondré en contacto con los tutores del supuesto acosador para ponerle fin a esto. Por favor, regresen con todos.— anuncio esta mirando a los chicos.

—A sus órdenes Minnie.— murmuró ella rodando los ojos divertidamente.

—No, espera... Brooke.— empezó a decirle Cedric colocándose a su lado.— Necesito hablar contigo, por favor.
—Te esperan todos Diggory, yo que tú empiezo a correr.— mencionó ella sin darle mucha importancia.

La imagen de ella con el pelo mojado lo hacía más complicado para el Hufflepuff quien se puso delante de ella para frenarla.
—Lo siento mucho, ¿si? Fui un idiota y en serio me arrepiento mucho de lo que pasó.

Orgullo... orgullo... Brooke se repetía a sí misma que debía mantener la seriedad pues no podía volver a confiar plenamente en el chico.

Se acercó a este y le sacudió el polvo de sus hombros, mirándolo en todo momento.
—Si, se que lo sientes... pero ahora tienes que centrarte en esa prueba. No dejes que esto estropee algo que sucede una vez en la vida. Estaré en las gradas.

Y dicho esto, Brooke con una pequeña sonrisa se fue junto los gemelos y Anthony mientras que Cedric miró a Harry y a los demás campeones para ir con ellos.

Tenía que concentrarse en la prueba, ¿cierto?

my game, my rules (Cedric Diggory)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora