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Cuando Brooke apareció de repente en el salón de la casa Diggory, se sorprendió mucho,y es que, tal como decía ella, la casa estaba decorada de la manera más aburrida posible

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Cuando Brooke apareció de repente en el salón de la casa Diggory, se sorprendió mucho,y es que, tal como decía ella, la casa estaba decorada de la manera más aburrida posible.

Era todo perfectamente aburrido, limpio y intacto, como si fuera una maqueta o una casa de muñecas.

Ninguna se podía comparar con la de los
Weasley. Y es que nadie le discutiría aquello.
—¿Brooke?— preguntó Amos algo confundido y asustado.— Que pronto has llegado.

—Oh, eh... si es que mi madre, a mi madre le gusta que sea puntual.— balbuceó esta saliendo de la chimenea, a decir verdad algo mareada.

—¡Pero si eres hermosa! Cedric no nos dijo que su amiga era tan bella...— comentó la señora Diggory.
—Espero que haya hablado bien de mi...— bromeó mientras los saludaba amablemente.

—Oh pero claro, ha explicado maravillas de ti... estamos seguros que vendrá ahora, a decir verdad es que estaba demasiado nervioso por tu llegada.
—No me diga...— empezó a decir ella interesada en el tema.

Y cuando la madre del chico empezaba a explicarle todo a Brooke, la puerta se abrió dejando ver al chico.
—Por Merlin.— susurró ella viendo como iba sudado, probablemente de haber estado practicando quidditch.

—Que... ¿que estás haciendo aquí?— preguntó este dejando su escoba en el suelo y acercándose tanto a sus padres como a la chica la cual seguía inmóvil.
—Hijo, ten más modales. Saluda a tu amiga, ¿por qué no le enseñas la casa? Ya sabes... mientras preparamos la comida.— propuso la mujer haciendo que la chica asintiera con emoción mientras que este negaba.

—Si, estaría muy bien que me enseñaras tu maravillosa casa, siempre me ha hablado de lo... bonita y acogedora que es.— mintió ella tomándole del brazo a este y empezando a subir las escaleras.

—¿Que crees que haces?— preguntó este una vez habían subido a las escaleras y se encontraban en el segundo piso.— ¿Que estás tramando?
—¿Siempre eres así de soso con la gente? Claramente quiero que me muestres tu casa.— explicó ella aprovechándose de la situación.

Cedric tragó hondo y suspiró.
—Bien, pero primero tengo que ducharme.— murmuró mientras se miraba así mismo todo sudado.
—Claro, ¿y donde espero yo?— preguntó ella.

El Hufflepuff le tomó del brazo provocando no solo que ambos se pusieran nerviosos sino que la tensión aumentara aún más.
—Este... ¿es tu cuarto?— preguntó la chica viendo con curiosidad el sitio.

—Si, ¿por qué te sorprende?— preguntó este mientras tomaba ropa limpia.
—Es... muy diferente a cómo está la casa... digo, que tiene personalidad... tu personalidad.— respondió ella viendo una foto que tenia en la estantería.

El castaño se sorprendió cuando Brooke empezó a jugar con una de las quaffles que tenía, sentada en la sola de su escritorio.

Sin darse cuenta empezó a sonreír.
—¿No ibas a ducharte?— lo sacó del trance ella sin mirarlo.— Te espero aquí.
—Um si, y por favor... no rompas nada.— balbuceó el chico antes de entrar al lavabo.

Y así, la Gryffindor se quedó sola en el cuarto de Cedric Diggory sin poder hacer nada, pensando en que estarían haciendo sus amigos en la madriguera. Esperaba que pudieran retener a su madre como fuera.

—¿Como que no sabéis dónde está mi niña si en esta carta dice precisamente que vendría a la madriguera?— preguntó una mujer a los pelirrojos quienes negaron.

—Sonia... verás, esto... ella no está aquí.— empezó a explicar George calmándola, entregándole una infusión para el estrés de su madre.
—Esta niña... ¡me va a volver loca!— exclamó mientras se sentaba.

—A ti y a todos...— murmuró Fred dándole la razón.
—¿Como le estará yendo con Cedric?— preguntó Ginny con curiosidad.

—Conociéndola... no puedes esperarte nada de ella...— respondió Ron sentándose al lado de la madre de la chica.— He traído galletas, ¿gustas?

Si, conociendo a Brooke, no podías esperarte a que ella se quedara tranquila sin hacer absolutamente nada, y es que cuando Cedric salió de ducharse, se quedó estático al ver el panorama.
—¿Que estas haciendo?— preguntó sin saber reaccionar ante ella.

Brooke la cual se encontraba en el suelo sonrió orgullosa mientras se levantaba y miraba el puzzle gigante que acababa de construir.
—Me aburría... así que he hecho un puzzle, espero que no te importe.— dijo ella ahora colocándose a su lado.

El castaño negó fascinado.
—Acabas de hacer un puzzle de unas 500 piezas en... ¿media hora? Es impresionante.— reconoció el mientras abría su cajón para colocarse alguna camiseta limpia.

—Lo se, soy genial pero gracias por confirmarlo.— respondió ella cruzándose de brazos, mirando sin poder evitarlo al chico y es que quisiera ocultarlo... era muy atractivo.

Claramente el chico se dio cuenta y sonrió hacia ella con cierta superioridad. El hecho de que estuviera sin camiseta y solo envuelto con una toalla le daba más poder.
—¿Miras algo en concreto?— le preguntó ahora a ella la cual sonrió de manera traviesa.

—Si, a ti.— respondió ella acercándose a él.— ¿Algún problema Diggory? ¿Nervioso?

Brooke seguía manteniendo el contacto visual, sonriendo de lado, de cierta manera retándolo no obstante Cedric era todo lo contrario. Al parecer eso de querer ser el que mandaba no le había funcionado, menos con alguien como ella.

Ella.

—Ya quisieras.— balbuceó como pudo este intentando retroceder, no obstante casi se cae él mismo y la toalla en el proceso.

Menudo espectáculo...
—Creo que te dejaré privacidad... te espero fuera.— mencionó ella intentando no reír ante la reacción del chico.— No tardes...

Y así, cerró la puerta dejando al castaño muy nervioso, desorientado y confundido sobre ella. ¿Es que acaso no estaba enfadada con él? ¿Cómo conseguía sacar todas esas emociones de su parte? ¿Y por qué seguía pensando en ella?
—Joder...

—¿Así que la niñata esa ha ido a casa de los
Diggory?— preguntó Sonia a lo que los chicos asintieron.— Oh Merlín, ¡esa es mi hija!

—Si... pero creo que ha ido para vengarse de Cedric... usted no estuvo este año en Hogwarts Sonia... no sabe el lío que tienen Cedric y Brooke entre medio.— explicó Ginny mientras comía galletas.

—Primero de todo cielo a mi me tuteas, que no soy una señora mayor como para hablarme después. Segundo, contarme todo sobre ese tal Cedric... necesito saberlo absolutamente todo.— habló la mujer intrigada.

Fred y George se miraron entre sí. Si que estaban distrayendo a su madre pero... ¿a que precio?

Sin duda alguna Brooke se iba a enfadar... un poquito cuando se enterara de todo.

my game, my rules (Cedric Diggory)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora