Capítulo 60. Plan

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– Mi vida, te sientes bien? — pregunta preocupado

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– Mi vida, te sientes bien? — pregunta preocupado

– Ujum — asiente aspirando con profundidad el oxígeno que recibía mediante la máscara — Un poco mareada...

– Es del esfuerzo — dice la obstetra — Voy aplicarte un sedante luego de que la placenta salga, tendré que hacerte dos puntitos porque no quisiste esperar

– No podía que es distinto — interrumpe Antonia — Luís déjame ver a ese muchachito

– Déjale ver a su nieto — sonríe levemente mientras cerraba los ojos — Llegó el día de su cumpleaños, está peor que niña en mañana de Navidad

– Despacio con él mamá — advierte

– Sé cargar con un bebé Luís — rueda los ojos extendiendo los brazos a él — Anda, es mi nieto, lo quiero ver un ratito hasta que Verónica se reponga, ella ya dijo que si

– Luís no seas pesado con tu mamá — vuelve hablar — Prestale a Mau unos minutos

– Bueno, nada más porque tú la dejas — se lo entrega con cuidado

– Ay! Vienes con la abuela — sonríe acunandolo en sus brazos — Pero que niño más bonito tengo aquí! — se aleja un poco

– Mamá... — niega

– Déjala cielo, ella no va ir a ningún lado — toma su mano — Mírala está más enamorada de él que tú

– Es que me tienes preocupado mi amor — suspira — Ya pasó el mareo?

– Más o menos — se quita la máscara

– Linda que haces? — se acerca un poco — La necesitas

– Primero quiero un beso de mi marido — susurra







Casi media hora después Verónica estaba en compañía de su lindo esposo en la habitación descansando, Antonia estaba molestando a las enfermeras para poder cargar a su nieto por eso los dos estaban ahí solos, Verónica recibió un sedante leve para hacerle dos pequeños puntos en su vagina, ya no estaba apoyada del oxígeno por lo menos, eso tenía más relajado a José Luís porque se asustó al verla tan agotada después del parto, fue complicado continuar con la placenta debido a que se descompensaba muy rápido pero al final todo terminó bien.







– Segura que te sientes bien cielo? — toma su mano

– Si mi vida, no hay dolor en ninguna partecita de mi cuerpo — sonríe — Y tengo muchísimas ganas de ver a nuestro bebé

– Enseguida mamá aparecerá con él — se inclina para darle un beso — Me alegra que estés bien, estaba muy preocupado

– Pero mantuviste la calma, me ayudo un poquito aunque nuestro bebé tenía mucha pero mucha prisa — ríe levemente

Aquel Primer VeranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora