EPÍLOGO

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Darcy y Elizabeth vivieron en relativa felicidad el resto de sus vidas.


Vivieron lo suficiente para ver crecer a sus hijos, establecidos y con sus propias familias.


Elizabeth y Margaret, con el apoyo financiero de Darcy, abrieron una pequeña escuela para que las niñas


de escasos recursos se instruyeran.


Con el tiempo, fueron grandes benefactores de la comunidad y fueron honrados por el rey con el título de


Sir Fitzwilliam Darcy y Lady Elizabeth Darcy.


William siempre fue un joven tímido. Cursó sus estudios en Eton, al igual que sus hermanos, y se recibió


en Cambridge con honores. Como heredero de Pemberley, siempre cumplió con las altas expectativas


que su padre posó sobre él. Cortejó a la hija de un Lord, una joven intrépida y de comentarios filosos, que


a Darcy le recordaba a Lizzie en su juventud y se casó con ella en 1837. Fue quien los hizo debutar como


abuelos y les dio cuatro nietos.


James fue el hijo rebelde. Sabedor que era el futuro heredero de Rossings Park, se graduó a duras penas.


Le gustaba frecuentar clubes, jugar a las cartas, realizar apuestas difíciles de pagar y cortejar a


numerosas señoritas de la sociedad. Era todo un dandy al que su padre debía reprender bastante


seguido.


Pero era difícil mantenerse enojado con él, tenía una personalidad cautivadora, irradiaba simpatía y era


sumamente inteligente.


Cuando ya había heredado sus propiedades y, todo indicaba que sería un soltero empedernido, se


enamoró de una joven de clase inferior a la cual tuvo que cortejar cerca de un año, por el mal concepto


que guardaba de él.


El coronel Fitzwilliam, murió de malaria en 1824, mientras residía en la India. John heredó su título


nobiliario y sus propiedades al cumplir los 21.


A los dos años, se casó con la hija menor de Kitty, Alice, de quien estaba enamorado desde que la vio por


primera vez.


Georgiana era una verdadera belleza. Sin duda, había heredado los mejores rasgos de sus padres, para


el sufrimiento de Darcy, que veía pasar jóvenes para cortejarla en su casa de Londres y en su casa del


campo.


Finalmente, se casó con el hijo de un Duque y tuvo hijos mellizos, como su madre.


Las mellizas causaron furor desde su nacimiento. Eran tan parecidas, que cuando eran pequeñas,


Elizabeth les había atado una cinta de distintos colores en la muñeca para poder diferenciarlas.


Victoria siempre fue muy dulce y tímida. A sus padres les recordaba mucho a Jane. Siempre se vio


opacada por el carácter fuerte de su gemela, pero sus virtudes fueron apreciadas por su primo, Thomas,


quién pidió su mano apenas tuvo solvencia económica.


Emily siempre fue un torbellino. Una muchacha que no podía quedarse quieta y a la que le sobraron


admiradores. Decía que nunca se casaría, tal como alguna vez lo dijo su madre, y rechazaba candidatos


sin prestarles demasiada atención.


Hasta que Frederick, un apuesto almirante amigo de James, la cautivó con sus historias de combates y de

mar. Fue la última en abandonar Pemberley. Así la gran casa volvió a ser habitada sólo por aquella pareja que llegó un día de 1812.

Secuela de Orgullo Y PrejuicioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora