Un día puede cambiar tu vida en un instante, una sola cosa puede poner tu mundo de cabeza. Eso le paso Hinata Shoyo, un día cambio su vida completamente, dejándolo destrozado por dentro.
El equipo del Karasuno se da cuenta de que hay algo diferente...
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Rojo, dorado y plateado adornaban el pequeño árbol que Hinata había encontrado en el ático de la casa.
— ¿Está es la última? — Pregunto a su hermana que estaba parada a su lado mientras él estaba arrodillado acomodando las luces del arbolito de navidad.
— Sip — contesto en tono bajo la menor.
Ella estaba rara desde que habían despertado esa mañana del veinticuatro de diciembre, y la razón, aunque ella se negó a contarla, para su hermano era tan clara como el agua.
Su madre.
La primera navidad sin ella presente.
— Si quieres podemos preparar chocolate caliente y galletas con chispas de chocolate — Le dijo alegre mientras terminaba de enchufar las luces.
— Esta bien Sho, creo que estaré en mi cuarto un rato — La sonrisa débil que le dio no hizo más que su corazón se apretujara más.
Antes de que pudiera abrir la boca para poder intentar animarla nuevamente, su teléfono empezó a sonar.
Miro a su hermana con duda a lo que ella simplemente asintió alentándolo a contestar, luego de ver como la pequeña subía uno por uno los escalones y se metía a una pieza que no era suya, ni de su hermano, tomo el teléfono y espero a que la otra persona hablara.
— Hola, te has olvidado en mi casa tus cosas — La voz de Kageyama fue como un respiro de aire fresco para su sistema, relajándolo casi de inmediato.
— Pero que idiota — Se dijo a si mismo mientras apoyaba su espalda en la pared — No hay problema si voy a buscarlas, ¿verdad?
Kageyama al otro lado de la linea noto algo raro en su voz.
— ¿Sabes que? que te olvidaras tus cosas en mi casa no es nada más que un plan malévolo para que te pueda ver de nuevo — Bromeo consiguiendo como recompensa una suave risa, espero unos segundos para volver a hablar — Sabes que no hay problema en que vengas, mis padres se fueron a comprar unas cosas para la cena, aun estas a tiempo de decirme que le diga a mi madre que ponga dos platos más en la mesa.
— Kageyama, ya hablamos, no iré a pasar navidad con tu familia — Dijo entre molesto y divertido — En veinte minutos estoy ahí.
