Capítulo 38 - Parte 1

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Daniel

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Daniel

Había insistido explícitamente en no hacer una fiesta grande el día de mi cumpleaños, porque, para ser honesto, se había vuelto cansado todos los años asistir a una fiesta donde conocía apenas al cuarto de personas que se encontraban en la casa felicitándome. La mayoría de estos eran completos desconocidos, personas sin rostro a las cuales de alguna forma me conocían.

Me percaté de que durante mis cuatro años estudiando en la universidad nunca realmente presté atención a nadie más que mi círculo de amigos, los demás solo eran personas secundarias a mi perspectiva.

La fiesta se había llevado a cabo en un salón que rentaron mis amigos a las afueras de la ciudad. Fue una fiesta "sorpresa". O al menos eso pretendí cuando me llevaron.

Supongo que dejaba de ser tan sorpresivo cuando se hacía cada año. Mateo, Leonardo y Lucas estaban pasándosela muy bien. Yo por otro lado, no dejaba de mirar hacia la puerta, esperando encontrar la mirada intensa de Lucía.

Desde el momento en que llegué mi instinto fue buscarla con la mirada, sin embargo no la encontré por ningún lado.
Intenté no sentirme preocupado por ello, al final de cuentas era posible que mis amigos no la invitaran u olvidaran hacerlo. Así que le mandé mensaje.

Tampoco quería convertirme en la clase de novio controlador que necesitaba saber donde estaba su novia todo el tiempo, solo me gustaría que estuviera aquí conmigo. Ella era lo único que me faltaba.

El mensaje no llegó a su bandeja de entrada. Sólo se quedó en espera. Más extraño aún.

El ruido de gritos y burlas me distrajo del celular por un segundo, en una de las mesas del salón, varias personas se reunían alrededor jugando "beer pong". Lucas estaba al lado de Mateo regañándolo por estar bebiendo cerveza de un vaso que alguien más había tomado.

—Te lo dije, hay un millón de bacterias en ese vaso, casi peor que un baño público. Muchas bocas pasaron por él.

Mateo se rio.

—Es solo un juego, nadie se va a morir por eso Lucas.

Pero Lucas estaba bastante mosqueado con el hecho de ver a alguien tomar del vaso de un desconocido. Leonardo que estaba del otro lado de la mesa estaba dando saltitos de triunfo. Claramente había sido el ganador de esa ronda.

Miré de nuevo mi celular en la espera de algún mensaje de Luce pero hubo solo silencio. No quería preocuparme, de verdad que no.

—¿Pasa algo? —intervino Leo.

—Solo estaba escribiéndole a Luce, pero no me responde.

—Tranquilo, estoy seguro que llegará.

Asentí intentando no preocuparme más. Seguro había una buena razón para que no respondiera mis mensajes.

Pero el resto de la noche estuvo algo tenso. La única opción que encontré fue marcarle a Sofía. Mis peores miedos se vieron confirmados cuando ella me dijo que no la había visto en todo el día, pensando que estaba conmigo.

Comencé a pensar en los peores escenarios, me la pasé la noche preocupado llamando a su celular incansables veces. Mis amigos también intentaron marcarle sin obtener respuesta.

—Estoy seguro que está bien —comentó Leonardo nuevamente intentando tranquilizarme, lo cual no funcionó.

—Ella siempre responde al celular. Lucía no es así.

Conocía bastante bien su forma de actuar incluso a través del teléfono. Además siempre fue de las que contesta y se molesta sino le contestan en respuesta rápido. No tenía sentido que los mensajes y llamadas no entraran.

Lucas fue el primero a en reaccionar de manera extraña al ver algo en su teléfono. Esperaba por su bien que se tratase de alguna estadística tonta a que fuera algo sobre Lucía.

—¿Pasó algo? —inquirí al ver su rostro blanco como en papel.

Lucas soltó su celular cierto nerviosismo. Me levanté para mirarle.

—Lucas ¿qué pasó?

—Nada, seguramente es falsa.

—¿Qué es falsa?

Antes de que pudiera alejar su celular, se lo arrebaté en un movimiento. Era una foto un tanto movida, una chica en una cama en ropa interior abrazada a un hombre que desconocía.

Al principio, pensaba que se trataba de alguien más porque la chica parecía demasiado desarreglada. Su cabello café claro extendido por la almohada, en un sueño profundo.

Conocía a la perfección aquel perfil. Su piel bronceada.

El hombre que la abrazaba parecía cómodo al igual que ella. Negué con la cabeza.

—No es ella. No sé de dónde mierda salió eso.

Pero la maldita imagen de reproducía una y otra vez en mi cabeza. Lucía no haría algo así, no cuando estábamos bien. No ahora que yo le había confesado que la amaba.

Mateo y Leonardo vieron la foto, ambos pareciendo tan desconcertados como yo.

—Debe haber una explicación. Quizá es Photoshop —dijo Mateo —. No saltemos a conclusiones.

Él no podía entenderlo, claro que era fácil decirlo pero imposible hacerlo cuando veías a tu novia semidesnuda al lado de un desconocido.

No era ni el primero, ni el último.

Desgraciadamente, la fiesta pareció detenerse cuando vi que todos se detenían a mirarme. Miradas de preocupación y lástima eran algunas.

Ella no respondió nunca al celular y justo cuando aparece esta foto. Había demasiadas cosas sospechosas en todo eso. Sin embargo, tenía que calmarme hasta verla.

Intenté relajarme bebiendo pero no fue suficiente, necesitaba una explicación de ella. Como una pesadilla, Lucía finalmente apareció en la fiesta.

Mis esperanzas se desvanecieron cuando la vi en la entrada del salón, luciendo el conjunto de ropa que llevaba ayer. Haciendo obvio que no había llegado a casa y que estuvo en otro lugar.

Sentí el mundo caerse en solo esos segundos cuando me miró. Sus ojos estaban plagadas de muchos sentimientos que no podía descifrar del todo.

Las miradas de todos los presentes se detuvieron en ella. Robando toda la atención, al saber lo que había hecho. Todos lo sabían y también ella.

Comprenderlo me rompió el corazón.


Capítulo cortito pero lleno de drama, pronto se viene la parte 2. El final ya se acerca y no estoy lista para ello. ¿Ustedes? —Alex

La Lección de Odiarte | COMPLETA |Where stories live. Discover now