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Si, muchos conocerán la historia del famoso Harry Potter... aquel niño que sobrevivió al gran mago tenebroso gracias al amor de su madre la cual se sacrificó por él.

Pero nadie habla de la niña la cual se encontraba junto con su padre jugando en el salón de la casa y fue escondida en uno de los armarios para no ser encontrada.

Leah Potter, la niña olvidada, la niña a la que nadie tiene en cuenta y lo más importante y sorprendente. La hermana de Harry Potter.

Si, fue impresionante para ellos cuando un semi gigante les enseñó que en realidad, eran magos, ambos niños no podían creerlo.

Mientras que Harry quería ir con ese hombre gigante como si lo conociera toda la vida, Leah lo miraba extrañada.

"en serio confiarás en este... ¿hombre?" le preguntaba la niña con inseguridad al azabache quien rodaba los ojos cada vez que ella hablaba.

"¿es que acaso quieres seguir viviendo con ellos?" ese era el razonamiento del chico que dejaba pensando a la niña de once años.

Sus tíos nunca se habían hecho cargo de los hermanos Potter. Siempre los habían tratado como escoria, y al fin y al cabo, se tenían el uno al otro.

Claramente Leah no iba a dejar que Harry fuese solo a aquel mundo mágico del que hablaba el hombre y lo acompañaría pasara lo que pasara.

Ambos niños se quedaron alucinando en cuanto vieron todas esas personas llamadas magos y brujas pues Leah pensaba que eso solo pasaba en los cuentos de hadas y fantásticos.

—Muy bien, ahora tendréis que elegir vuestra mascota, os acompañará en vuestro año escolar.— explicó Hagrid señalando la tienda de animales.

La chica fue más lista y se acercó primero eligiendo una lechuza blanca.
—No, la quiero yo.— dijo la voz de Harry por detrás.— Me la puedes dejar a mi, ¿por favor?

Y de nuevo manipulación. Leah no iba a dársela hasta que vio nada más que un gato negro, que la miraba con curiosidad.
—Bien, quédate tu la lechuza.

Al fin y al cabo no había salido tan mal, ¿no?
—Ahora vuestra varita, lo más importante de un mago.— anunció el semi gigante emocionado, acompañándolos hacia la tienda de varitas.

Al entrar, Harry se puso por delante de Leah al parecerle una tienda alucinante, dejando a la chica casi atrás con cara neutra.
—Bienvenidos bienvenidos... oh pero que tenemos aquí, si es... ¡Harry Potter!— anunció el de la tienda.

El niño sonrió mientras que la niña carraspeó la voz para que el hombre se diera cuenta de que estaba ahí.
—Y tu eres...— empezó a decir con tono amable.

—Alguien que quiere irse ya.— contestó rodando los ojos.— ¿Podemos empezar?

El anciano le hizo un gesto para que Leah se acercara a él y le entregó una varita.
—Carácter, tienes mucho jovencita.— dijo esperando que ella la probara.

Leah agitó la varita casi rompiendo una estantería del lugar y por momentos se asustó.
—No te preocupes, está claro que esa no es...

La chica se encogió de hombros y tomó la siguiente que le prestó el anciano. Sintió algo raro pero cuando quiso mirar a Harry, la varita lanzó una luz verde hacia Hagrid el cual se escondió a tiempo.
—Dame, está tampoco es la tuya.

—No creo que tenga una varita.— admitió la chica llevando sus manos a sus bolsillos.
—¿No tiene más? Estoy seguro que si.—insistió Harry al hombre el cual miraba a la chica con los ojos entrecerrados.

—¿Podría ser...? 25 cm. de largo, hecha de madera de espino, con núcleo de pelo de unicornio, bastante flexible... prueba esta.— dijo ahora.

Leah suspiró pero en cuanto la tomó un tipo de energía recorrió su cuerpo hasta acabar en la punta de la varita.
—Wow.— soltó Harry orgulloso de su hermana.

—Es... es impresionante.— murmuró el hombre de la tienda.
—¿Por qué es impresionante?— preguntó Hagrid mirando como los niños jugaban con la nueva varita.

Ollivander negó pensando en el anterior chico que había pasado por allí, y en lo conectados que estaban.
—Tonterías mias... lo descubrirá más adelante, o no. Quien sabe.— explicó este.

—Iré fuera, necesito tomar el aire.— le dijo ahora la chica sintiendo como la estaban observando.
—Okey, ten cuidado.— le advirtió Harry con una pequeña sonrisa.

Leah asintió y salió de la tienda de Ollivander de un suspiro mirando su nueva varita.
—¿Que te parece Nero?— dijo esta enseñándosela a su gato el cual maulló mientras miraba el objeto con ojos curiosos.

Una vez acabaron con el tema varitas, estaban listos para ir al andén 9 3⁄4 el cual no tenía ningún sentido para ellos.
—¿Será algún tipo de broma?— preguntó Harry haciendo que Leah se encogiera de hombros.

—¿Que me cuentas a mi? Yo solo te he seguido para no quedarme sola y que no te pasara nada, y ahora mira, yo tenia razón.— le dijo esta enfadando al azabache.— Siempre la tengo.

—¡Cállate! ¡Hagrid nunca mentiría!— mencionó este molesto haciendo que la chica riera sarcásticamente.
—¡Mira donde estamos! Es imposible que haya un andén 9 3⁄4. ¡Es ridículo!— siguió esta provocando al chico.

Harry estaba muy molesto así que la empujó con todas sus fuerzas hacia atrás, provocando que la chica se cayera al suelo, llevándose a una persona con ella.
—Oh no...— dijo esta.— ¡Mira lo que has hecho!

—¡Lo has provocado tu!— se quejó el azabache.
—¡Que te calles!— le dijo ahora la chica.

—Vaya Ronnie, ¿ya tienes novia?

—Aún no llegas a Hogwarts y ya estás ligando, al final si que tendrás los genes Weasley.

Los hermanos Potter miraron al chico el cual Leah había aplastado y se sonrojaron de la vergüenza. Deberían aprender a controlar las peleas de hermanos, pensaron ambos.
—Lo siento, perdónalo que es muy tonto.— se disculpó ella.

Unas carcajadas se escucharon después de eso, viniendo de dos cabezas pelirrojas las cuales les miraban divertidamente.
—¡Fred! ¡George! Es vuestro turno.— anunció una señora la cual Leah clasificó como la madre de los chicos.

Los gemelos se fueron dejando a un chico pelirrojo de su misma edad y los hermanos Potter.
—Siento eso, de nuevo, Harry es tonto.— dijo esta ayudándolo a levantarse.

El chico solo negó y miró al azabache abriendo los ojos como platos.
—Tienes... la cicatriz. ¡Tienes una cicatriz!— dijo emocionado.

—Ahí vamos otra vez...— murmuró la chica cruzándose de brazos.— Si, es Harry Potter, ahora podemos continuar, ¿por favor?

El pelirrojo miró a Leah impresionado.
—Y... ¿quién eres tu? Yo me llamo Ron, Ron Weasley.— dijo presentándose.

Harry rodó los ojos al mirar como su hermana se hacia la misteriosa. ¿Por qué le molestaba tanto que no la conocieran?
—Se llama L-

—No te importa, encantada.— le interrumpió esta estrechándole la mano para mirar a otro lado de manera desinteresada.

Para qué, pensó. ¿A quien le importaba quién fuera la hermana del famoso Harry Potter?

you're my story (Draco Malfoy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora