No más mensajes

117 9 6
                                    

Suelto otro suspiro, mirando las letras en el mensaje que aún no he enviado. ¿Será correcto hacerlo? No creo que esté mal, es mi novio después de todo. Digo, no debería temerle al hecho de preguntar si está ocupado y si podemos hablar.

Aprieto y suelto mi puño izquierdo, intentado aminorar la extraña ansiedad que me ha llegado, clickeando por fin el botón de enviar.


Mi niño de estrellas

¡Hola! ¿Estás por ahí?


Lo veo en línea por unos minutos, se va y vuelve a los segundos. Quince minutos desde que envié el mensaje y ya me estoy arrepintiendo por molestarle.

⠀         

Hola. ¿Qué necesitas?

Quería saber si estabas con tiempo, para hablar un poco, ya sabes.

Te dije que estaba ocupado.

Oh, sí. Lo siento, pensé que tendrías un poquito de tiempo.

No hemos hablado mucho durante estas tres últimas semanas.

Te extraño.


¿Ya vas a empezar? Te he dicho que he estado ocupado.

No te puedo andar contestado cuando estoy con amigos.

Sabes, no quiero discutir, hablamos después.

Trago en seco ante lo último, sintiendo una presión en la garganta. Dejo el celular a un lado de mi cama, relamiendo mis labios mientras mis ojos picaban y pestañeando repetidas veces para no dejar caer alguna lágrima.

¿Desde cuándo la situación se había vuelto de esta manera? Cuando me pidió ser su novia, jamás creí que las cosas tomarían este rumbo, menos aún al ser los primeros meses tan bellos y tiernos.

Me quedo abrazada de mí misma, mirando algún punto de la habitación. En silencio paso por mi cabeza cada mes de nuestro noviazgo, intentando encontrar alguna respuesta de porqué las cosas estaban así. Sin embargo, lo único que consigo es comenzar a llorar en silencio, extrañando el pasado y el cómo era sentirse especial.

—Cassie, ¿sabes dónde quedó mi cajita de Trix? Te juro que... —La voz de Yang Mi se corta al oír un sollozo, apresurándose hasta la cama para tomar mi rostro. —¿Por qué estás llorando? ¿A quién debo matar?

—¿Tu qué crees? —Digo con una pequeña sonrisa ante la última pregunta, sorbiendo mi nariz algo fuerte.

Mi amiga suelta mis mejillas con cuidado, buscando por mi cama con su mirada. Al caer sus ojos en mi celular, extiende su mano con rapidez, desbloqueando la pantalla con su huella y así empezar a leer. Su ceño se va frunciendo a medida que ve los mensajes, lanzándome una mirada de "¿qué mierda?" al final de todo.

Mis hombros se encogen en respuesta, la verdad ni yo sabía lo que estaba pasando. Deja el móvil sobre el velador, acercándose a mi en un corto gateo para envolver mi cuerpo con sus brazos. Y ese, fue el punto donde las lágrimas y los sollozos se hicieron presentes, poco importándome la promesa que me había hecho de no ser tan sensible.

—No estás bien ahí, hermosa. Lo sabes, ¿cierto? —Inquiere con suavidad mientras peina mis cabellos.

—Pero lo amo... —Respondo de manera ahogada, ni siquiera sé si se llega a entender lo que digo.

Nos vemos después; (Lee Jeno)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora