18. beso en el callejón.

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No quería ir a dejarla a su casa, y a la vez los chicos sabían que tenía una cita, y a penas entrará se iban a asomar a ver con quién estaba. Siempre querían saber todo de mi vida, y por más que no era de mantener a Amy como un secreto a la vez quería conocerla de forma privada para estar tranquilos.

De camino al callejón todo se volvió levemente nostálgico, porque los dos sabíamos que nos íbamos a separar. Cuando llegamos a su puerta junto a ella los dos sonreímos felices.

—la pase muy bien George, muchas gracias por todo.— sonrió tomando mejor su bolso y me miró con sus ojos brillantes.

—yo igual la pase muy bien, en realidad, más que bien.— confesé viéndola, ella asintió. Tenía que irme, y no quería, así que seguía ahi estático.— buenas noches, Amy.

—buenas noches George.— se inclinó a besar mi mejilla y sentí mis mejillas ligeramente calientes por la linda acción. Se separó, y ahí seguíamos, sin movernos.

Yo realmente quería besarla, y por primera vez no sabía cómo. Era extraño el que siempre me sentía confiando para dar los primeros pasos, pero ahora estaba nervioso por inseguridad leve al rechazo, por más tonto que sonara. Me incline ligeramente y reí nervioso alejándome, sin embargo cuando vi que imitó mi acción me di cuenta que ella también deseaba lo mismo, besarme.

Y no lo pensé más.

Mi mano fue a su mejilla que se sentía caliente y me acerque a ella. Amy también se inclinó y por fin nuestros labios se encontraron, aunque de una forma tímida. Sentí su sonrisa presionando contra mis labios, y como sus manos subieron hasta mi pecho para ladear su cabeza profundizando el beso. Sus labios suaves me hacían sentir paz, y todo se sintió más mágico al darme cuenta que la luz de la luna nos alumbrará.

No fue necesario esperar a que nos faltará el aire para separarnos, solo lo hicimos cuando nos sentimos bien. Nuestras respiraciones seguían chocando, y fue en ese instante que sentí otro de sus besos tímidos en mis labios, pero fue uno corto que duró un segundo. Era tan tierna que me daban ganas de abrazarla fuerte y dormir con ella abrazados por el resto de la noche. Pero creía que sería muy descortés el invitarla a dormir conmigo o proponer dormir con ella en su departamento. En serio no quería que Amy pudiera malinterpretar esto pensando que yo quería más, porque quería hacer las cosas bien, o de alguna manera hacerla sentir lo mucho que me gustaba.

—George...

—dime linda...— abrí los ojos poniendo su cabello tras su oreja, y vi que sus ojos se abrían lentamente. Sus ojos marrones estaban brillantes y parecían tan puros e inocentes.

—creo que... Que me gustan mucho tus besos.— susurró mirándome. Sonreí y la abracé apretándola en mi pecho, no me aguante más y apoye mi cabeza en la de ella.

—a mi también me gustan tus besos, y también me gustan tus abrazos... Sentir tu cuerpo pegado al mío para sentir mi calor aún más...— hable con los ojos cerrados sin medir si era intenso o no. Al parecer yo estaba cayendo redondito ante sus encantos, no ella ante los míos. Lo peor era que Amy no intentaba gustarme, solo era ella y eso parecía volverme más enamoradizo.

La senti aspirar mi aroma y suspirar. Yo había hecho lo mismo harías veces, así que la entendía. El aroma de la persona que te gusta siempre se vuelve uno muy adictivo, o quizás eso me pasaba a mí con el aroma de Amy.

—mañana trabajo, creo que es tiempo de ir a dormir, porque tú igual te levantas muy temprano, George.— se separó y sonreí por su preocupación.— creo George, que te ganas el puesto de una de mis citas favoritas... Como la tercera o cuarta.

Sin más dio media vuelta para comenzar a abrir la puerta, cuando lo hizo dio media vuelta nuevamente y me miró.

—¿Por que no la primera? Creo que la tercera o la cuarta es un puesto muy bajo.— ella entrecerró sus ojos hasta que por fin me dio la respuesta.

𝐒𝐢𝐧 𝐐𝐮𝐞𝐫𝐞𝐫 𝐐𝐮𝐞𝐫𝐢𝐞𝐧𝐝𝐨- 𝐆𝐞𝐨𝐫𝐠𝐞 𝐖𝐞𝐚𝐬𝐥𝐞𝐲 [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora