Cap 8.-

629 104 62
                                    

Nicolás:
Después de que ella entro a casa de su amiga me quede 5 minutos viendo la puerta tratando de procesar lo que acababa de suceder, creo que mi cerebro no captaba que la acababa de besar, si pudiera dar una explicación en este momento sería como la escena de Bob esponja donde su cerebro no recuerda donde guardo su nombre. Cuando por fin pude mover mis pies subí a mi auto y me fui a casa a tratar de dormir, pero a mi mente solo venia la imagen de su cara sorprendida, sus labios ... ¡Basta! Tengo que dormir.

El sol comenzó a entrar por mi ventana, y si se preguntan si dormir, no, no pude pegar un ojo ni dejar de sonreír como idiota toda la noche. Me prepare para la universidad tome mis cosas y salí de casa, traté de encender mi auto pero, sorpresa matutina no arranco, así que tuve que caminar.

—¿Nick, volviste a la universidad?— rumbo a la escuela me topé con Mauricio.

—Si... hace como 3 semanas.— dije cortante y camine más aprisa para perderlo.

—Me alegra mucho, ¿Seguirás en la carrera de medicina?— lo vi y asentí con la cabeza.

—¿Tu escuela no queda para el otro lado?— pregunte al ver que seguía caminando junto a mi.

—Si, solo que hoy es la competencia anual de tecnología en tu universidad ¿Adivina quien es juez?— se apuntó a él mismo

—¿Por que serás juez en la competencia.? Ni siquiera estudias nada de eso.

— Alex no pudo venir así que soy suplente— lo mire con cara de ni idea de quien me hablas — Lo conoces, es el hacker de mi escuela, el que ayudo a borrar los videos del accidente que causó tu hermano, ya sabes... cuando mató a tu madre .— dijo en tono de burla , pero no podía dejarme llevar por mi enojo solo lo mire mal y me aleje de él, no entiendo como pude algún día ser amigo de este tipo de personas.

Llegue al salón de clases de matemáticas y ahí estaba Alexia, sentada en su butaca leyendo un libro estaba demasiado concentrada como para notar mi presencia,  me detuve un momento en la puerta para verla un poco y olvidar el mal rato con Mauricio antes, hoy se veía muy espectacular, su cabello sujeto en una cola de caballo alta que dejaba ver sus grandes ojos verdes.

—¿Te perdiste ayer?— apareció Cris tras de mi hablándome casi al oído.

—No estaba perdido, estaba en una tortura, ayer me obligaron a ir a una cita— entramos juntos al salón.

—¿Cita con quien?— dijo confundido mientras nos sentábamos en las butacas de atrás.

—Paola...—Cris negó con la cabeza, el sabía que mi relación con esas personas había terminado el día que murió mi hermano y mi madre, aparte de que tampoco le caían bien a él.

—¿Ya le preguntaste a tu padre?

—¿Que cosa?

—Lo de la viejita... si vivía una viejita antes en tu casa.

—No, aun no le pregunto, pero no entiendo por qué tu interés en eso.

—Nico no quiero que te espantes ni nada pero... en tu casa esta bagando el fantasma de una viejecita — me susurro

—Cris sabes que no creo nada de lo que me dices...No creo en fantasmas.

—¿No crees en fantasmas?— volteó Melissa desde la butaca de enfrente — yo conocí a una persona que exorcizaron por que era como tu, no creía en eso hasta que le ocurrió.

— Ustedes dos están locos ¿Lo sabían? Se les chifla de vez en cuando.

—Esta noche en tu casa, te lo voy a comprobar— dijo Cris golpeando la butaca

El último besoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora