39. Suelta esa polla

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Primero que nada, ¡Feliz viernes homosexual!

Segundo, a toda la gente que se dice llamar Astrohorny, les quiero decir que los amo, denme un corazón, yo les doy el mío.  ♡

Tercero, ignoren el titulo. Juro que este capítulo es tierno. 

Honne

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Honne.

Nerea y Mar parecían dos teletubies juntos. Uno azul y uno amarillo.

Desde que llegó se pusieron a hablar, a contar cada mínimo detalle desde que dejaron de hablar, tuve que aguantar sentada a que estuviera por desfallecer tres veces. Tampoco me gustaba que todos supieran de mi condición, ya no podía hacer chistes divertidos sobre que me daría un paro.

Tendría que empezar a decir que se me paró, en su lugar.

Quedé de mal tercio en la cama con James y Kalum quienes se pusieron a construir su casita en Minecraf mientras me daban consejos de "matrimonio" aunque llevaran casados menos de una semana.

—Tienes que conocer los horarios de tu pareja, porque a veces cuando yo estoy durmiendo feliz James se pone a escribir al lado mío. —Kalum mató una gallina en Minecraf.

—¿Escribir? Pero si eso es silencio.

—Sus dedos son muy fuertes —dijo sin pensar, a los segundos de darse cuenta, trató de arreglarlo—. es decir, aprieta fuerte, ¡No! Agh, joder malditos animales.

—No creo que teclear sea tan...

—¡Kalum suelta esa polla! —gritó James.

Todos los miembros se quedaron callados viéndolo, en un silencio sepulcral en el que tuve que morder mi lengua para no estallar en una carcajada.

—No deja a esa polla en paz —señaló la pantalla, el avatar de Kalum se quedó al lado del corral—. ahora está tocando huevos.

—Dear, stop speaking spanish. You are really bad. —murmuró, James rodó los ojos.

—Tu hermano dice que hablo bien. —se defendió.

—Luka es tonto, dime una sola buena decisión que haya tomado.

Qué mal momento.

Luka en su silla en una esquina, elevó la vista de su laptop, no reaccionó ante los comentarios y volvió a prestar atención al texto, la luz blanca iluminó su cara mostrando lo pronunciadas que se volvieron sus ojeras.

—Jueguen a la play juntas. —farfulló Kalum para molestar a James, aunque no entendí por qué el rubio se vio tan confundido.

—Me gusta esto —James me mostró su espada de diamante—, quiero hacer uno cuando sea grande.

—Eres grande. —respondió su esposo.

—We know, but don't say that in front of these people, nasty little boy.

Si ellos supieranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora