Radomie Banjaban

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Jamás sospeché por qué entre todas las cenizas que abarcaban lo que había sido mi antigua casa se encontraba intacto el libro de mi abuelo. Ahora comprendo que no ocurrió por casualidad, me convertí en la protagonista de una historia a la que jamás creí poder pertenecer.

Mi abuelo me aseguró que lo entendería cuando fuese mayor, y a mí nunca se me ocurrió observar que, tras la primera página y en la parte baja, el libro estaba escrito bajo el nombre de Radomie Banjaban, publicado en 1858; año de mi nacimiento.

No era el relato de un personaje cualquiera, Rachella no era una muchacha cuya historia se había escrito al azar. Radomie Banjaban escribió la que sería mi historia en un futuro, escribió cada uno de los pasos que me llevaría a alcanzar la oscuridad de la que tanto intenté escapar. Supo darme las indicaciones para dejarme inundar por la frialdad y la negatividad que tanto me albergaba. Seguí mis propios pasos; no los de una extraña. Me convertí en quién ya había sido sin siquiera haber dado tiempo a que sucediese.

No dudé de por qué nadie hablaba de mi abuelo en casa, de por qué mi abuelo no quería que le mencionase a nadie que había estado conmigo. No era el padre de Marex Vinchester, era el padre de Andrej Banjaban; mi verdadero abuelo.

Y es que realmente no sé cómo pudo escribir sobre mí antes de que yo tomase las decisiones que me llevasen a hacerlo, pero si algo tenía claro, es que algún día él mismo volvería para contarlo.

Así, sin quererlo, me convertí en una de las mayores leyendas de la época.

Creen que es falsa, que no existo.

Lo que no saben es que sigo en el mismo lugar del que surgí, y que mi historia se puede consultar en las mejores bibliotecas de la República Checa.

Sucesos como la existencia de James Parker u hospitales como el de St. Mary's en Inglaterra son reales, aunque fuesen creados cien años después. La existencia de personajes como yo, quién sabe.

Estos son los cincuenta y cuatro capítulos de mi vida; con cinco sentimientos predominantes escondidos tras mi historia.

El amor, la inocencia, la traición, la venganza, el desamor, y por supuesto; el odio.

A partir de hoy los comparto con vosotros, haciendo que inevitablemente también forméis parte de ello.

Si algo me ha enseñado el tiempo, es que es cierto eso que dicen sobre que del amor al odio solo hay un paso.

Y es que, aunque el amor fue el culpable y el desencadenante de todo lo demás, he aprendido que el amor nos hace tan fuertes como vulnerables. Y que si hay algo que nos cambia, son los sentimientos derivados de las experiencias que vivimos durante toda nuestra vida.

Puesto que jamás imaginé verme involucrada en una historia como esta y resulta imposible saber que pasó después de sus últimas palabras, nuestro amor y mi historia terminan aquí.

Y aunque siempre, siempre, querré a Javier, la verdad fue la culpable de nuestro destino.

O al menos, así habría sido si me hubiese dejado llevar por aquella decisión.

Si en aquel momento, sobre aquella mesa, me hubiese dejado guiar por mis sentimientos.

Danka Vinchester

La leyenda de RachellaWhere stories live. Discover now