25. Una pareja traumada

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— Hoy quise que nos largáramos al cine para celebrar nuestro primer mes. 

— Bien, amor, ¿Qué tipo de película veremos? — La pelinegra entrecierra sus ojos, lo estaba amenazando.

— De terror. — Mario sonríe exageradamente esperándose lo peor.

La menor lo golpea y el mayor hace una mueca de dolor.

— ¡Mario, tú sabes que no me gustan las películas de terror! — Cruza los brazos.

— Ya sé, ya sé. No te preocupes, yo sufriré las consecuencias si te da miedo.

Prende el auto y empieza a conducir hasta el cine.

— ¿Que grite? ¿Que te patee? ¿Que te asfixie? — Pregunta y el castaño abre los ojos de par en par.

— Supongo que... ¿sí? 

— Bueno, conste que yo te lo advertí. — Encogió los brazos.

Mario sintió el verdadero terror.

Llegaron al cine y el castaño parqueó el carro en el estacionamiento, lo apagó y salieron de este. El mayor intentó tomarle la mano a su novia pero esta frunció su ceño.

— Cielo... No estés enojada, vas a ver qué te va a gustar. — Así me dijo mi mamá y terminé traumada durante dos meses luego de ver el Conjuro. Por cierto, gracias mamá, te quiero apesar de que me dejaste con semejante trauma.

¿En qué estábamos? Ah, en la mini discusión de la pareja por una película. Son cosas de gente normal.

— Ajá. — Respondió cortante.

— No podemos estar así, estamos cumpliendo un mes y no vamos a estar discutiendo por una película que ni da miedo. — Sandra asintió un poco resignada y tomó la mano de su novio.

Supongamos que tiene razón.

Bueno, sí, pero a la vez no.

Tremenda temblada de orto que se van a tirar por su película que no da miedo.

Compraron un gran pote de palomitas con mantequilla, dos vasos extra grandes de Coca Cola, dos hot dogs y varios dulces ocultados en la cartera que llevaba Sandra. Dicen que es mejor lo prohibido, la clave del éxito.

Sí, está haciendo la de si corro no me ven.

En efecto, Sandra corrió a la sala que se les seleccionó para ver la película con su cartera llena de dulces.

No, nadie se dió cuenta.

— Señor, ¿Esa chica es su novia? ¿Por qué corre como Naruto hasta la sala? ¿Está todo bien? — El empleado preguntaba confundido.

Que ingenuo el pirobo. Pensó Mario.

— Sí, está todo bien. Muchas gracias. — Sonrió de más y el empleado le hace una mueca extraña.

El castaño se retira y camina a paso rápido hasta la sala encontrándose con su hermosa novia comiendo un chupete de fresa mientras veía al empleado del cine con una sonrisa malévola.

Sandra se sobresaltó al darse cuenta de que Mario estaba en frente de ella.

— Hola... — Rápidamente se quita el chupete de los labios.

El mayor la miró con cara de “no da, lol, infórmate”.

— Cariño, andando.

Corre hasta los asientos riendo por lo graciosa que se veía su novia corriendo desesperadamente detrás de él.

Sé que fue un error • MandraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora